Hoy todo transcurrió como de costumbre. La lista de Arbeyo (sí, arbeyo se escribe con ye, lo busqué por internet!) le dijo a H/LA que a mí me gustaba El "Otro" Alex Kapranos, al que a partir de ahora conoceremos como Chico Monín. Pues bien. No contenta con eso, se le ocurrió la feliz idea de apostarnos un reto a que no suspendía el examen de mates. Y así transcurrió la mañana. Siete horas infernales. Y mi manzana también lo sabía. La pobre, en primera fila, tuvo que aguantar los rollos de los profesores. No tiene corazón. La manzana, digo. Bueno. Tras los cómicos y artísticos dibujos de la perspicaz Coche Hombres (aunque no sé lo que significa perspicaz)

Capítulo 1

Capítulo 2
llegó la clase de matemáticas. La Nani, no contenta con no haberme suspendido, me aprueba por los pelos, lo cual es aún peor. Lo que era un 4,95 se convirtió en un 5, y así es como llegó mi suplicio. Bueno, tampoco fue tan grave, es sólo por darle un poco más de emoción al asunto. El caso es que ahora tenía que asegurarle YO a H/LA que me gustaba Chico Monín. Y así lo hice. Aún no he podido completar la segunda parte del encargo, la cual es congratular al espécimen ya mencionado, dado que hoy es su día secreto (no digo cumpleaños porque alguien lo puede relacionar con la identidad del personaje en cuestión). Pero, ¡uy! ¡qué pena! Estaba diluviando así que no me fue posible hacer tal cosa. Lo que me lleva al segundo punto del día.
Normalmente, sí, ya sé que es un mal hábito, hago lo que yo llamo circuspectar hacia una perspectiva más viable. En resumen, me da vergüenza admitirlo, pero persigo a la gente. No debería, ya lo sé, porque está feo y porque es una pérdida de tiempo. Si algún día, azarosamente, me topo con alguien interesante por la calle, automáticamente en mi coco se establece una alarma con hora y fecha permanentes. Y esa alarma no suena a la hora de la actividad mencionada, si no que me está recordando el dato en cuestión no minutos antes, ni horas, sino días. Por ello es que, para no descontentar a mi coco, realizo lo que he apodado como establecer mi rutina de visitas. Usualmente, esa rutina sólo incluye una visita. Pero tal es mi suerte que los martes, tal día como hoy, las visitas se duplican, en una fracción de quince minutos. Pondré un ejemplo que para nada es el caso real: a las 15:55, generalmente me encuentro en el lugar en el que debería estar si quiero comprar castañas asadas en el parque San Francisco. Así es la cosa, que a las 16:00 estoy comiendo castañas asadas por alguna calle circundante. Con tal fortuna, que a las 16:05 exactamente, cuando ya se me han acabado las castañas asadas, me topo con otro personaje principal, ya mencionado. Y es que eso sólo ocurrió una vez, pero acostumbro pasar por ahí sólo por si las moscas (for if the flies) vuelve a pasar. Pero no. Por eso he decidido que, desde hoy, voy a dejar mi mal hábito. Estás tú de testigo. Fin de la historia dos.
Ahora mismo me encuentro en el conservatorio (para mi desgracia) porque quedan unos dos minutos para clase de informática. Y adivina quién está en el ordenata de al lado. Pepe Luis/Alejandro. Se levanta, se va. Debería irme yo también puesto que ambos tenemos clase en el mismo lugar a la misma hora. Oh diooos... El Hijo de mi Profesora de Inglés, en efecto, es rubio, de barbita, y tiene la funda de la guitarra dura, así que, Arbeyo, sí, es él.
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