viernes, 23 de septiembre de 2011

Chez Voiture

El viernes Carmen y yo comimos Chez Voiture de la que íbamos al conservatorio a elegir piano, mientras le enseñábamos a Bruno las empanadas recién hechas por la ventanilla y moría de hambre y de envidia mientras nosotras llenábamos nuestro puchero en cinco minutos. Luego salimos por ahí y bla bla bla tras la reunión del Medievo.
El sábado Agapita visitó la casa de Carmen para dejarle una sorpresilla en el portal, pero me escondí detrás de una pared y me vio, así que eché a correr. Luego bla bla bla vueltas y más vueltas.
El martes, al salir de clase, le dije a Amada que viniera a mi casa, y fue en autobús y luego fuimos andando y me hizo un peeling facial meientras tomábamos el sol y esas cosas. A las ocho menos algo fuimos caminando al bus pero mi vecino, Jesús, el gallego, la confundió conmigo, y entonces empezamos a hablar -hacía dos años que no intercambiábamos palabra- y dijo que sí queríamos, que en vez de caminar a la parada del autobús nos llevaba él en cuanto se cambiase la ropa de la huerta. Entonces nos subimos a su coche y claro, yo no sabía de qué hablarle, así que le pregunté por sus animales, y dijo, con acento gallego, que le daba mucha pena matarlos cuando se ponían malos o cuando se reproducían demasiado y tal, luego hablamos de la universidad y eso, y se pasó la parada de largo, y yo le dije que no se molestase pero él me contestó que me llevaría cuando quisiera, que le quedaba de paso y tal. Entonces nos llevó a enfrente del Calatrava, que es donde vive él, y dijo -imaginárselo con acento gallego es totalmente indispensable-: 'Ya verás cuando me vea Emilita -su mujer- saliendo con dos mocinas jóvenes del coche, me va a reñir' y yo le respondí: 'Es cierto, qué tal Emilita?' a lo que contestó: 'Está muy bien, bueno, la semana pasada le pusieron la cadera, y el mes que viene le ponen la rodilla...'. Pensé que moría de la risa. Amada decía que si era Mr. Potato. De sólo imaginármela se me caían las lágrimas. Vale, exagero. Ahora hablaré un poco de Jesús: es policía, gallego, y vivió en Inglaterra cuando era joven. Tiene los ojos azules y no es feo para su edad, aunque se parece a José Coronado, el de los yogures, pero con el pelo blanco y camisa de pueblo. A Jesús le gusta: decirle '¡prrrrrrrrrrrrrrrr!' a las ovejas con una voz aguda, ponerle un palo colgando del cuello a su perra para que no se escape, y llenar el arcón congelador de cosas que jamás va a utilizar. Su mujer, Emilita, nació con una pierna más corta que la otra porque en el parto tiraron de ella y se le desencajaron los huesos. 70 y pico años después, se los han vuelto a encajar. A Emilita le gusta: caminar por ahí con la pata chula, espiar a sus vecinos -nosotros- por la ventana y picarles en el cristal cuando están repanchingados durmiendo la siesta en el sofá, y restregar ajos cuando una abeja te pica en la mano. Si os dais cuenta, esto es de Amélie. Bueno, pues eso es todo. Ahora están ambos jubilados y vienen por las tardes, de vez en cuando, a cuidar a sus animales, a saber: gatos perros gallinas ovejas abejas conejos gusanos pulpos -no, eso no-. No he puesto comas porque así queda más fluido a la hora de leerlo. Bueno, total, que llegamos a casa de Amada, y ahí estaba Elena, castigada, y su hermana Sofía. Vimos Sexo en Nueva York, Elena y yo paseamos al perro, Isaías apareció de la nada en medio de un paso de cebra, charlamos, cenamos, nos tiramos en la cama a hacer el gilimemo, Gabriela pasó a buscarnos en coche, fuimos a una casa a ver los fuegos, comimos pizza, nos deleitamos con unos chicos alternatas, vimos los fuegos desde el jardín, luego estuvimos ahí un rato sin hacer nada y luego fuimos a Oviedo a dar una vuelta y tal, nos encontramos a Isaías otra vez y charlamos un rato, pero me quedaba un cuarto de hora hasta que viniera mi padre a buscarme, que el pobre no había dormido nada, y a las 3:00 me sobé como un angelito.
El miércoles fui a casa de Elena a las cinco y media, a pesar de que tengo unas ganas locas de dormir la siesta, nos tiramos en la cama, cantamos la de All about you, hicimos el memo un rato, luego a las 19:00 se fueron a Grao a inglés, yo me fui a casa de mi abuela a hacerle una visita a la pobre, que la tengo abandonaica, comí tarta de pera que hizo ella, me tiré en el sofá, vi el final de Annie Hall, Sexo en Nueva York, Mujeres desesperadas y creo que ya y me apetecía poquísimo salir porque estaba muy cómoda tiradísima en el sofá semidurmiendo, pero a las 22:00 quedé con Elena y fuimos al concierto, nos dio tiempo a ver a los Stormy Mondays y tal, y luego nos reunimos con Marcos y Patric y Alba Melchor y tal para ver Fangoria, y nada, lo vimos, estuvo bien y tal pero había demasiado espectáculo para mi gusto, luego ocurrió el incidente con la señora de al lado, menos mal que Marcos estaba ahí para defenderme con su gorrito de bar mitzvah -mentira lo anterior- y luego nos fuimos y la señora siguió a la carga, luego fuimos a la parte de atrás del escenario para que nos firmase, esperamos ahí media eternidad, Alba se fue, luego salió Alaska, firmó a un par, se sacó una foto y ya, y Marcos y Patricio la persiguieron mientras ella iba en furgoneta y ya. Marcos se fue y Patricio y yo fuimos a ver mis esperadísimos Delorean, me encontré con Martín, Patric se fue, estuve con él un rato charlando y luego quedé con mi padre, que también estaba viendo el concierto, lo disfrutamos juntos como el año pasado en Lisboa, acabó a las 2:30, nos fuimos a casa, dormí a las 3:00 y me desperté a las 7:04.
El jueves fuimos a clase y tal, luego por la tarde no tuve análisis, así que fui a las 17:30 a historia de la música -paso de las mayúsculas-, luego a piano, la clase que más temí todo el verano, y que sorprendentemente me salió mal a pesar de no haber tocado en dos semanas, incluso dijo que estaba muy bien leídos los estudios y la sonata, luego fui a músicas modernas populares o como a mí me gusta llamarlo historia del rock, se me cayeron las bragas con Finca como trece veces en toda la clase, me nombró delegada -ya tengo medio punto más-, nos explicó el programa, lo que íbamos a hacer en clase, los trabajos de fin de curso -a mí me tocó rock alternativo- -bueno, más bien supliqué por él-, luego nos fuimos Amanda y yo a dar una vuelta antes del concierto de Russian Red, nos encontramos con Xuan, Violina y tal, empezó, me encantó me encantó me encantó y mil veces me encantó, tocó sus mejores canciones: They don't believe, Cigarettes y Take me home del primer disco y I hate you but I love you, Mi canción 7, Fuerteventura, January 14th, The sun the trees, Everyday everynight, The memory is cruel y Tarantino del segundo, y un par de canciones de bandas sonoras que había puesto recientemente. Tocó con Charly no sé qué, el de siempre, y con Manuel Cabezalí, el de Havalina. Y me encantó. Cuando acabó fui a buscar a mi hermana con Elena, que había venido luego, dimos una vuelta y luego fui con mi hermana a la parte de atrás del escenario, pero a las 23:30 papá llamó diciendo que fuéramos, y el guardia de seguridad dijo que iba a tardar en salir porque estaba con unos amigos, y al lado teníamos a una tía muy creída, así que fuimos a la plaza del Paraguas, donde estaban mis padres tomando algo con los Mojardín, nos fuimos a casa y a las 00:30 me puse a escuchar Russian Red a lo loco y luego me dormí.

lunes, 19 de septiembre de 2011

En una escala del uno al diez, ¿cómo de caraculo te consideras?
Depende del ángulo, me explico. No desde todos los lugares de mi cara es igual de parecida a un culo. Posiblemente un 5 haciendo la media de todas las posibilidades teniendo en cuenta que de frente sería un 10 y de espaldas un 0.
Hace 23 horas aproximadamente


http://ask.fm/XuanSextilis

martes, 13 de septiembre de 2011

López

El jueves estuve en Llanes, en las fiestas de la Guía y tal, aprovechando para ventilar el traje de llanisca, y esas cosas, el maldito traje que pesaba un congo y medio. Y nada, eso, pasando calor con cinco capas encima en el desfile, al sol, agitando la pandereta, hasta subir a la basílica, muy agobiante. Después de bailes y bla bla bla fuimos a comer por fin, y hacía un calor horrible y eso, así que me quité la chaqueta, la solitaria, el mandil y eso, pero todavía quedaban como cinco capas, así que no solucioné mucho.Y bueno, comimos y tal y paseamos por ahí, tomamos algo y eso y al atardecer nos fuimos a casa a hacer la maleta para irnos a A Coruña. Y nada, al día siguiente fuimos, pero como los padrinos trabajaban y hasta las seis y media o así no iban a ir a Montrove, pues como pasábamos por Barayo, la playa a la que vamos siempre, un poco más allá de Luarca, y hacía tan buen día, fuimos y comimos allí y eso y hacía muchísimo calor, pero aproveché para ponerme morena y que me dure más por el invierno y esas cosas. Y luego, como a las cuatro, nos fuimos de la playa caminando bajo el calor agobiante y nada, me pasé desde que salimos de casa, como a las once, hasta las siete y pico que llegamos a Montrove, escuchando música, sólo parando para comer y bañarme, y quedé ciertamente harta.
Total, que llegamos y eso y me dice Tito -mi padrino- que si conozco a Xoel López, y yo le dije que sí, y me dice que un profesor de la Escuela de Arquitectura de A Coruña -que fue donde mi padre y mi padrino se conocieron y tal- es el padre de Xoel López y no sé qué y que a pesar de ser coruñés ellos no lo conocían -claro, sólo escuchan música clásica, lo demás es terreno minado para ellos- y bla bla bla. El siguiente tema de conversación fue Londres, y no se dejó de hablar de ello hasta el domingo, cuando nos fuimos. Decían más cosas mi padre y mi padrino en inglés que en español. Nos contaron sus aventuras por Londres -porque fue con quienes nos encontramos aquel jueves en Southbank- y tal, y nosotros las nuestras, y eso, mientras se tomaban un té con un bizcocho holandés de jengibre, si es que se escribe así. Luego hablaron de Tokio Blues, el libro este de Murakami, y luego cenamos, y cómo no, Xurxo -el ahijado de mis padres y el hijo de mis padrinos- acaparó todo el pulpo. Tras algo más de charla sobre lo fabulosa que es Inglaterra, Xurxo, Luzía y yo fuimos a dar una vuelta por la finca. Es que la casa de mis padrinos en Montrove, que es un pueblo que está al ladísimo de A Coruña, es muy, pero que muy bonita. Tiene una cancha de tenis, un montón de árboles, aceras a los lados y pegadas a los muros, dos jardinitos con mesas y sillas para tomar el té, un porche, una mecedora, jardinitos normales, una terraza, un pozo... Y también tiene un desván pero nunca nos atrevimos a subir así que mejor no. Además estaba muy oscuro y sólo teníamos una linterna de juguete que usábamos cuando también enchufábamos la margarita de Imaginarium a una manguera y nos chiscaba cuando éramos pequeños y yo tenía aquel bañador de cactus que tanto me gustaba. Y luego subimos arriba a jugar al Monopoly y a ver Casino y eso, mientras nuestros padres seguían hablando sobre Inglaterra en la parte de abajo. Cuando acabó la película nos fuimos a dormir en nuestros sacos y no pegué mucho ojo porque no tenía superglue.
Al día siguiente nos levantamos y fue horrible, tan horrible como puede llegar a ser despertarse en un saco de dormir con un chorro de baba y todos apretujados. Y desayunamos y eso y al final decidimos ir a A Coruña a dar un paseo y tal y vi la Escuela de Arte y es un edificio precioso y siguieron hablando de Inglaterra y bla bla bla y hacía como tropecientos mil grados y fuimos a casa y comimos y luego jugamos al Monopoly más aún mientras nuestros padres tomaban un tçe y luego a eso de las seis fuimos a un sitio que quedaba en el quinto pino, que era una reserva natural o algo así y caminamos y caminamos y caminamos hasta cansarnos y luego dimos la vuelta y seguimos caminando y encontramos en el suelo un libro de recetas de arroces que venía con el país hace cinco años y luego una guía de flora del parque y no sé qué. Luego fuimos al pueblo de al lado a tomar un té -otro- a un restaurante encantador y tal y luego se hizo de noche y fuimos a ver un tejo que tenía una verja y unas escaleras y tenía pisos, o sea, es decir, al lado del tronco había unas escaleras de caracol de hierro, y subías y tenía un piso de madera sujeto en las ramas, y luego seguías subiendo y en la copa, en lo alto del árbol, tenía una terraza de madera también y era altísimo. Y nada, luego nos fuimos a Montrove, cenamos, nuestros padres se tomaron otro té -con el del desayuno ya iban cuatro-, y pusieron la radio para escuchar el último Prom del Royal Festival Hall del año, con el pianista Lang Lang y bla bla bla. Los ingleses adoran eso, y mi padrino, que adora a los ingleses, pues también adora eso, pero mayormente por imitación. Sólo escuchamos el final, y tocaron dos veces el Auld Lang Syne y una de Sonrisas y lágrimas y se oía al público emocionadísimo y mis padres también, y nada, luego jugamos al monopoly, fuimos a ver Cazados en la MTV y Princesa por sorpresa 2 y luego nos fuimos a dormir otra vez.
Al día siguiente, como siempre, nos levantamos, desayunamos etc, y luego fuimos a Santa Cruz, que es una playa con un castillo en una isla que hay un poco más lejos, y como estaba, como he dicho, un poco más lejos, fuimos andando, pero claro, quedaba un poco más lejos en coche, andando estaba como a una eternidad de allí. Nos tomamos algo en Santa Cruz, busqué desesperadamente una red wifi sin contraseña y sorprendentemente encontré una a la que me había conectado el año pasado, según parece, porque decía que era "conocida", pero estaba muy lejos de la cafetería así que nada. Luego caminamos y caminamos y caminamos pero con lo cansada que estaba y lo poco que había dormido, mi padre tuvo que ir empujándome por las cuestas y me llevó el bolso de mimbre porque no podía más. Él tampoco, pero es todo un caballero. Por el camino vimos tropecientas casas modernas, de las que les gustan a mi padre y a mi padrino, bueno, y a mí, y a Chiqui, mi madrina, y a mi madre y a todo el mundo, y entonces es cuando yo me pregunto: ¿por qué mi padre, un promotor de la arquitectura eficiente y ergonómica, de la línea recta y de la fachada blanca, de la cristalera hasta el suelo, diseñó una casa, su propia casa, de ladrillo marrón, con ventanas de tamaño mediano, y nada parecida a sus ideales? En fin. Luego comimos y eso y seguimos hablando de Inglaterra y luego nos fuimos de vuelta a Oviedo por fin, porque Xurxo volvió a acaparar todo el pulpo, y las patatas de la cafetería, y todo, y es un malcriado y me estaba poniendo del hígado. Por el camino paramos en Luarca y ya. Me alegré de volver porque no podía más.



La letra es demasiado cierta. Es la única canción de Xoel López que escuché en mi vida, una vez en Radio 3 de la que volvía a casa de las fiestas de Montecerrao. Nunca más. Pero la letra es demasiado cierta.