miércoles, 29 de diciembre de 2010

buscando sobres blancos... ¿pero qué cojones?

Hoy me han tendido una trampa. Sabía que se tramaba algo. Cuando decidí invitar a mis amigos del conser a gofres, jamás imaginé que la cosa acabaría así:
Piqué a Coche Hombres a eso de las seis de la tarde. Una voz me dijo: ¡Sube! así que eso hice. Esperé a que llegasen los ascensores, sin saber que ella los había llamado para escapar en cuanto yo subiese, y quien me abrió la puerta no era para nada, pero para nada, ella. ¿Dónde está Coche Hombres? pregunté yo. No está. Toma me dijo ella. Su hermana. Bueno, está claro que no dije Coche Hombres, si no lo más probable es que pensase que estaba loca, y dado que tiene muy buena perspectiva sobre mí, prefería no hacerlo. Me extiende un sobre rosa. Lo abro. Hay una tarjeta de cumpleaños.

Hola Dido, ¿qué tal? Te conozco más que bien, y ahora mismo estarás diciendo: -¿qué cojones...?-, lo cual es comprensible.
Estoy bien, no me he muerto ni nada por el estilo, pero no estoy aquí contigo. No te preocupes, si lo haces bien no tardaremos en encontrarnos. Esto sólo saldrá bien si pones todo de tu parte.
El primer paso es fácil. Mi hermana te ha dado un sobre blanco con lo que necesitas saber.
Como motivación piensa que la vida de Chuck está en peligro o que Luke Pritchard va a venir a verte, o que el presidente de una editorial viene a comprar nuestros cómics... o yo qué sé, que vas a conseguir sentirte al fin como un oso hibernando. Disfrútalo. See you soon, Menchu.
PS: After all we've been through, I wake up and ya quiero vertrough (pareado a tu estilo).

Tras leerlo, quedarme con cara de WTF? y gritar, le pido a su hermana el sobre blanco, el primero (con un uno color púrpura, típicos rotuladores de Coche Hombres). Lo abro y leo que tengo que ir calle arriba. Pista: ¿qué hace el borrador en el techo? Dos toques si lo encuentro, uno si no.
Subí corriendo, mirando al techo a ver con qué me topaba, cuando veo en una pared, un sobre blanco con el celo mugriento. Lo abro, y leo: Sólo hay un sitio para cenar antes de las 10. Vete y encuentra la mitad. Pista: esto pretende ser un gof... escrito en una tarjeta con algo amorfo con cuadrados, lo que deduje que era un gofre, claramente.
Bajé la calle Sacramento pensando que esta sería la última pista y que estarían allí todos riéndose de mí y comiéndose un gofre. Llegué a la gofrería de la calle Fruela y miré por todas partes a ver si encontraba un sobre blanco, en el cartel, en la puerta, entré y me encontré a Magda, Raquel y Sara Conde tomándose un gofre, pero nada, así que salí y le di un toque a Coche Hombres, el toque de S.O.S. Me dijo que entrase y le diese la mitad de la tarjeta a la mujer de la gofrería, la chica encantadora esa. Me dice: No te daré la siguiente pista hasta que te acabes el gofre, ¿qué quieres para beber? Y yo le dije: No, no, no quiero nada. Pero me lo tuve que comer, si no no recibiría la siguiente pista, así que me lo comí a toda prisa mientras me ponía al día con Raquel y eso. En cuanto acabé, la chica de la gofrería me dio el sobre con un anillo y la tercera pista, que decía así: Ve al sitio más cercano de venta de instrumentos, da tus datos y canta una canción. Da dos toques si lo encuentras y uno si no.
Me dirigí a Musical Principado, y con mucha vergüenza pedí el sobre -menos mal que la chica no me hizo cantar, me lo dio sin más- y leí la siguiente pista, sin darme cuenta que en el sobre había unas púas. Ve a uno de los puestos de paseo de los Álamos. Da dos toques si lo encuentras y uno si no lo encuentras. No tenía ni zorra de qué puesto se trataba, así que di un sólo toque, el de S.O.S. Era el de castañas, el último, ¿cuál si no? Le dije al señor -que no se enteraba de una- que me diese el sobre y me pidió una tarjeta que yo no había visto con una castaña pintada y la letra de la canción de las castañas y empezó: Ay, a ver si coincide, me parece que no eh, no sé si eres tú de verdad... y yo como: A ver, ¿cuánta gente vino hoy pidiendo un sobre con una tarjeta con una castaña dibujada de color verde con la letra de la canción de la castaña en ella? Total, que al final me la dio, y leí la siguiente.
Este paso es muy complicado. Presta MUCHA atención. Introdúcete en el parque por la derecha, camina cuesta arriba y pasa la carpa de los artesanos. pasa el estanque por la parte de abajo y cuenta tres vancos de piedra. Da dos toques si lo encuentras, uno si no. Mira debajo del tercero, surprise! Me perdí varias veces pero al final encontré el banco. Cogí el sobre, que estaba bien pegadito al asiento, en el que había un gloss -casi ni lo vi- y leí la pista.
Decía, en mayúsculas, por fuera del sobre: THE END, y yo pensando que por fin, cuando lo abro y leo ¡Inocenteee! Ve a la tienda que pertenece a inditex y que se lee igual a 0º que a 180º y da tus datos. Mucha suerte y nos vemos muy pronto. Dos toques bla bla bla.
Así es que me dirigí a Oysho con la esperanza de que acabaría allí. Pero no. Hice la cola y pregunté por algo a mi nombre. La lerda de la tía no lo encontraba, miró por todas partes y al final encontró un cofre, y no sabía que hacer con él así que llamé a Coche Hombres -el milagroso toque de S.O.S.- y me dijo que cogiese lo que había dentro, la lerda de la tienda estaba mosqueada pero cogí el sobre, 12 euros que había ahí también -para el maletín- y unas pulseras. Me fui a la velocidad del rayo porque lo estaba pasando ciertamente mal, y en cuanto salí de la tienda leí el sobre. ¡Acabaste! Ve a la plaza que come más gofres de todo Oviedo. Yo no tenía ni idea de qué plaza era aquella, pero bueno, fui a la de la escandalera por ir, pero luego caí en la cuenta y pensé: gorda-comer-gofres. Entonces fue cuando hice la relación, crucé el paso de cebra mientras oteaba en busca de los culpables, cuando oigo, a grito pelado, desde el otro extremo: ¡Cumpleaños feeeeeliz, cumpleaaaños feeeeeliz, te deseeamos todooos, cumpleaaaños feeeliz! Allí estaban Cienfue, Gazpacho de Zanahoria con una tarta, Carlota, Ari, y Coche Hombres. Nos zampamos la tarta con cucharillas de plástico sentados en el banco, y luego fuimos a tomar algo a la botica y nada, de rises luego por el parque San Francisco.

domingo, 26 de diciembre de 2010

26

Ah, por cierto, hoy es mi cumpleaños.

Extrañas coincidencias

Ayer fue un día extrañamente extraño. Quedamos a las siete en la gorda, pero hasta las ocho no nos movimos de allí -qué raro- y vi a alguien que me recordó a Faba un montón, incluso llegué a pensar que era él y todo, porque se parecía muchísimo. Subimos al badu y eso, nada digno de mención, bueno, Elena casi tiene que quitarse los pantalones, yo me quedé en los zapatos. Luego fuimos hasta el studio pero Ari y Roge y etc se quedaron en la misión para jugar al futbolín. Pues bien. Aquí es cuando comienza lo interesante. Estábamos allí y nada, yo quería ir al salsi para ver quién había, pero justo cuando sonaba la canción esa de Amaral Marta, Sebas, Guille y los demás, y bailábamos al ritmo de la música, y cuando iba por la parte de Aguirre toca la guitarra en la 304, un gato rebelde que anda medio enamorado de la señorita rock 'n' roll, aunque no lo ha confesado eso lo sé yo nos señalábamos porque Aguirre se parece a Guille y bueno, en fin, lo de la guitarra es mucha coincidencia. Entonces fue como, para mi asombro, veo entrar a un elegante caballero con un abrigo largo negro -no, no era Chuck- con una pelambrera deslumbrante, y detrás de él, a la maravillosa Faba de mis sueños, fue como una visión extraña pero real y entonces se me quedaron los pies pegados al suelo y me pareció una eternidad el tiempo que tardé en despegarlos, avanzar dos pasos y decir hola. La cagué unas cien mil millones de veces, contestando cosas que madre mía, eran para echar a correr y no parar. Que si no era Jesús pero casi, que si tenía los ojos brillantes, que si un muchachote como Erik era un peligro sin novia por el que todas las chicas nos pelearíamos... Entonces ya lo siguieron un montón de meteduras de pata constantes y al final me retiré y dije: hasta luego. Luego fuimos al salsi y luego me fui a cenar con mi familia a un restaurante que queda en casa su madre y tenía pensado volver a salir luego pero mi abuelo es un chapas que siempre cuenta las mismas historias de cuando era joven y claro, la cosa se alargó, tenía que comer el postre y que me diesen los regalos así que no me dio tiempo, pero bueno, nada, otra vez será. Después de las casualidades esas, que claro, luego Faba me mandó un mensaje cuando yo estaba a punto de sobar, y me hizo gracia pero me dio tanta vergüenza... como aquella vez que me iba a dar dos besos y yo alargué el brazo en su cara para señalarle que dónde quedaba el rosal. Qué triste, señor. Además yo iba vestida de marinera, porque era carnaval.

jueves, 23 de diciembre de 2010

macchiato

Mi viaje a Madrid fue caótico pero divertido. Me levanté a las 4:44 de la mañana, pero mi padre seguía durmiendo y por mucho ruido que yo hiciese él no se despertaba. Al final le sonó el despertador y yo presa del pánico porque llegaríamos tarde.
A las 6:00 estábamos todos en el autobús con un sueño de morirse, salvo Chupi, que estaba jugando a Pokemon. Tras cinco horas y media de viaje con dos paradas minúsculas llegamos por fin a Madrid, pero el autobús se metió por una calle que no era y luego fue en dirección contraria durante un rato porque se quedó atascado y armó allí la de San Quintín. Después de media hora salimos de aquel embrollo y a las 12:30 llegamos al hostal. Dejamos por ahí nuestras cosas y eso, y fuimos a comer por la puerta del Sol y por ahí, que era donde estaba el hostal.
Luego, a las 16:00, teníamos que ir al Prado así que fuimos caminando pero nada, no estaba muy lejos, apenas un cuarto de hora, y nada, estuvimos allí viendo las cosas y eso, que era un rollo enorme, estábamos todos que en cuanto veíamos un banco nos tirábamos corriendo hacia él. A las 18:00 acabó la visita -en realidad acabó una hora y media antes, porque nos aburríamos así que nos sentamos en el banco de la sala de Rubens hasta que nos dio la hora- y teníamos tiempo libre, que aprovechamos para ir a Topshop, Mango, y esas tiendas que había alrededor de la puerta del Sol. Llegó un momento en el que estábamos que nos tirábamos por las esquinas, así que fuimos al Starbucks más cercano y me tomé un caramel macchiato para reponer fuerzas y de paso tomarlo como la cena.
Luego fuimos al hostal otra vez, aprovechamos para arreglarnos un poco y tal y quitarnos la cara de estrés que llevábamos encima, y luego volvimos a salir todos los de ciencias por ahí alrededor, pero nos fuimos del único local en el que podíamos entrar y que tuviese alcohol, porque todos los demás eran para mayores de 18, así que lo intentamos varias veces pero nada, y subimos a las habitaciones a eso de las 23:30, porque no había ya nada que hacer. Estuvimos un rato en la de los chicos y eso pero los profesores nos echaron. Mientras esperábamos a que se calmaran y eso, estuvimos viendo Aquí no hay quien viva, yo casi me sobo, y luego nada, fuimos a la de los chicos otra vez, nos tomamos algo y al final sólo quedamos los de esa habitación, Lucas uno que se había acoplado porque antes iba al Aramo pero ahora vivía en Madrid y vino con nosotros al Prado y luego se coló de estrangis y se quedó a dormir, yo y ya está. Algunos se estaban sobando en cuanto dejamos de hablar de Harry Potter, así que me dediqué a ponerles pasta de dientes en la mejilla y pintarles y hacerles cosquillas en los pies y a tirarles bolas de papel higiénico mojadas, porque me habría dormido, pero hicimos una apuesta uno y yo y si no me dormía me invitaría a un capuccino, así que no me iba a negar. También aprovechamos para ponernos mantas encima e ir a mi habitación, donde estaban Charlotte y la otra, a meterles sustos del tipo hay un fantasma en tu habitación. La habitación estaba hecha un asco: mantas por el suelo, botellas debajo de la cama, charcos de bebida, peladuras de plátano, manzanas golpeadas... Al final quedamos tres despiertos, y estuvimos hablando unas cuatro horas sobre nuestras vidas y eso.
A las 7:44 dejé el móvil en la mesilla porque Yoel y yo ya habíamos visto todas las fotos, y sin querer encendí el portátil que había, de un golpe. A las 7:46 yo ya estaba sobando. A las 8:00 sonó una alarma. La de Chupi. Me desperté con alguien por encima, con lo cual no me podía mover. La alarma se apagó al minuto, pero a las 8:05 sonó otra, y a las 8:10 otra, con lo cual deducimos que habría que despertarse ya. En cuanto me incorporé en la cama, me entraron unas arcadas terribles, y no sería porque había bebido de más porque no fue para tanto. Nos duchamos y eso, a las 9:00 fuimos a desayunar a la cafetería, y en cuanto tomé el segundo sorbo de café, mientras veíamos la lotería, me empezaron a entrar unos calores y unos mareos y unas arcadas terribles, así que me fui corriendo a tomar el aire pensando que si no encontraba un cubo de basura en un minuto más acabaría vomitando en el plato. Me tumbé en la cama y esperé a que se me pasara y luego a las 10:00 bajamos para ir al Reina Sofía. Fuimos por ahí por las calles y llegamos, y había un ascensor monstruoso y cogimos pegatinas verdes y se las pegamos a los demás en la espalda, con lo cual, cada dos pasos tenía que tocarme el jersey a ver si tenía algo. Mientras mirábamos los cuadros Chupi me contó el secreto que me mantuvo ocupada al medio día y malhumorada por la noche.
Cuando salimos del museo cogimos el metro hasta Gran Vía, y caminamos otra vez hasta la puerta del Sol a comer, le conté a Chupi la verdad y se tensó muchísimo y se puso insoportable, pero teníamos que esperar nosotros dos a los demás y al final lo mandé a freír espárragos. Comimos un pincho de jamón y luego fuimos a dar un paseo, pero llovía así que nos refugiamos en la plaza mayor para decidir qué hacer. Al final unos cuantos, la mayoría, fuimos a una cafetería a tomar algo, yo pedí un capuccino y tenía un corazoncito muy mono dibujado en la espuma con canela. El tipo del café era un plasta que nos quería echar así que tardamos incluso más en irnos, y así lo dije, empecé a rajar del camarero cuando me doy cuenta de que lo tengo detrás, pero no una, ni dos, si no tres veces. Al final decidimos que ya era hora de ponerse en marcha porque a las 16:00 teníamos que estar en el Thyssen, y fuimos hasta la puerta del Sol a coger el metro, y cuando ya habíamos comprado los billetes nos dicen que la línea 2 no funciona, así que nos pusimos delante de las máquinas a revender diez o doce billetes, mínimo. Luego tuvimos que ir andando y nos pegamos un palizón pensando que íbamos tarde, pero resulta que llegamos cinco minutos antes y además los profesores no habían llegado.
Anduvimos por el museo hasta que el Pokemaníaco me pilló por banda y me estuvo dando la paliza durante media hora, y cuando me libré de él echamos todos a correr por ahí para escondernos, y cuando lo veíamos aparecer, nos dábamos la vuelta. Acabamos en la zona de arte moderno, una bonita colección, y Chupi prometió que si le tocaba la lotería me invitaría a un gofre antes de clase de informática, a lo que -sorprendentemente- se acopló Miss Me, con toda la cara del mundo. En aquel momento comenzó el odio. Estuvimos en aquel banco una eternidad, y sólo habían pasado cuarenta y cinco minutos desde que entramos en el museo. Pasamos por la tienda y me compré unas láminas muy bonitas para decorar la pared de mi habitación.
Luego estuvimos esperando en un banco delante de la exposición esa de los jardines impresionistas, hasta las 19:00, es decir, dos horas, así que aprovechamos para llamar a Coche Hombres, pero como estábamos delante de partes conflictivas, no pudimos decir mucho, pero ella entendió perfectamente de qué trataba con una sola palabra. Cogimos el autobús, fuimos a por las maletas, que estaban en el hostal, y nada, directamente hacia Oviedo, me dormí a los dos minutos de subir, y luego otro rato, pero los hijos de fruta de aquellos se dedicaron a pintarme un bigote mientras dormía como venganza por lo de por la noche que yo hice. Luego nada, el resto del viaje me tensó muchísimo, no sólo porque me estaba agobiando, si no es que me pareció fatal lo que Miss Me hizo y empecé a acumular odio y menos mal que estábamos llegando porque si no habría explotado ya. En cuanto frenó el autobús me fui pitando.

domingo, 19 de diciembre de 2010

k · 360

Aún me huelen las manos a chocolate. Al que zampé como una gochina en la cocina de Coche Hombres. Y es que ayer fue un día perfecto. Redondo. k · 360. O casi. Salvo un pequeño e insignificante detalle. Bueno, no era tan pequeño. La cosa fue tal que así:
17:15. Llego a casa de Coche Hombres. Aparco mis cosas en un rincón y cotilleamos la agenda de su hermana (me avergüenzo de la época en la que escribíamos en mayúsculas y minúsculas).
18:00. No sé qué coño hicimos pero de repente había pasado la tira de tiempo. Ah, sí, estuvimos media hora para pensar en qué ponernos, probándonos ropa que sacábamos de las esquinas y del armario de los padres de Coche Hombres. Yo ya lo tenía decidido; ella no, se probó cinco modelos. Yo había preparado una blusa blanca sin manga y una chaqueta -azul marino, cómo no- de punto. Sí, me congelé.
19:00. Larga jornada en el baño. Lápices de ojos de todos los colores imaginables. Rímel azul. Maquillaje color zanahoria. Acople de zapatos en el bolso. Entraban, justos pero entraban. Luego no hizo falta. No sé cómo demonios tardamos tanto.
20:00. Salimos. Dirección fiesta del conservatorio. Llegamos. Hay alguien tocando, unos que se llamaban Stupid Theory o algo así. Tocaba el tipo que toca la de Starlight. Luego llegó Gazpacho de Zanahoria. En el momento de los pogos, aprovechamos para apegarnos y 'golpearnos' contra el de la Peña de la Roya -sí, sé que sabes de quién hablo por mucho que pretenda ocultarlo-. La banda esta rara tocó canciones de Green Day a tutiplén, que yo recuerde fueron Jesus of Suburbia y Holiday, me parece. Y de Muse tocaron Starlight y Time is Running Out. Lo cierto es que el concierto ese tampoco fue muy inspirador, vaya, no motivaba mucho ni nada.
21:00. Así es que decidimos marcharnos. Con la grandiosamente asquerosa suerte de encontrarnos con el señor Castaña Asada justo entrando por la puerta, al final de la fila india de la tropa de los Boy Scouts. Fue muy raro. No sé. Salí de allí o sea, cruzándomelo, y en cuanto no se me podía ver, eché a correr calle abajo gritando de rabia o yo qué sé, y dejé de temblar de frío para empezar a temblar de no sé, de nervios o yo qué sé. Yo, que tanta prisa tenía por irme de ese local, quería volver. Gracias a Dios, Gazpacho de Zanahoria se olvidó el abrigo en el guardarropa, así que tuvimos que volver y claro, en ese momento comenzó a sonar Holiday, así que nos quedamos, pero nada, luego nos fuimos otra vez, muy a mi pesar, y yo iba la primera hacia la puerta, la abro y miro para atrás para dejar pasar a Gazpacho, cuando veo al hijo de fruto seco Castaña Asada que también sale. Así que volví a correr calle abajo, gritando como una posesa. Corriendo y corriendo, llegamos al Puzzle, nos tomamos unos chupitos a cuenta del padre de Coche Hombres, y nada, nos encontramos con Sombrero Raro y Elena, y fuimos con Alicia hasta el abajo -Gazpacho nos abandonó a traición- y estuvimos allí un rato, en el Studio, no sin antes pasarnos por Sin Pecado para comprarnos un gofre de chocolate blanco con lacasitos a medias, que estaba de frutísima madre, en serio, era una delicia. Fuimos hasta el Campa y luego, dirección Salsi, pero el tipo del Babia nos invitó a copas a las tres, así que, ¿cómo negarse? Estuvimos ahí un rato, y nada, luego, cuando nos acabamos las copas, subimos hasta el Salsi, pero nos querían timar así que dimos la vuelta, me encontré con Fede y bueno, esos, pero con Fede. Fuimos al Medievo, y nada, estuvimos ahí un rato, y luego no me acuerdo muy bien, ah, sí, creo que fuimos hacia el ayuntamiento, y nos encontramos con Gazpacho, el vendedor, y no sé, estuvimos ahí un rato, y luego dimos la vuelta, y bueno, no sé, pero al final subimos hasta el Publik las tres otra vez, a gastar nuestra preciada consumición, pedimos un Sex on the beach y una Caipirinha de frambuesa, que Alicia tiró por la barra, pero nada, de rises, la señora nos dio otra, el baño tenía papel y estuvimos de panchu ahí un rato para comprobar que a las
23:00. no quedaba ni dios en la fiesta. Acabámonos nuestros cócteles mezclados pero no agitados y volvimos a bajar y nos encontramos con un tipo que tenía un solomillo esperando y fuimos al Family en busca de los que deberían estar en la fiesta que era muy probable que estuviesen allí, pero no, sólo quedaba el batería y el cantante de Stupid Theories o como se llamen, así que luego fuimos al Tribeca pasando por el Campa donde nos encontramos aquí a la patrulla de los Boy Scouts que me informaron de que Castaña Asada no se encontraba allí -podía verlo- y vi a Rachel, y le hablé de Chuck y dijo que se lo diría pero espero que no lo haga porque me moriría. Fuimos hasta el Tribeca y estuvimos ahí en la puerta un rato sin hacer nada, luego fuimos otra vez al Campa y luego quedamos con la vecina de Coche Hombres para ir pa casa.
1:00. Entramos en casa, puntualmente. Miguel Ángel nos dice hola. Preparamos un mejunje Art Attack a base de cereales de dos clases, arándanos liofilizados, mucho colacao y leche. Subimos arriba, pillamos revistas y unos libros de arte moderno, y nos tomamos el mejunje -riquísimo- y llamamos a Jaimito.
2.00. El pobre aguantó 33 minutos de Duquesa de Alba, polifacetismo y voces extrañas. Al final, tristemente, se dio cuenta de que no había solamente una persona al teléfono, si no dos, porque se oían dos risas diferentes, claro, estábamos llorando de lo graciosa que era la situación. Prometió vengarse de nosotras, pero luego nada, nos echamos en la cama, escuchamos música
3.00. y al final nos dormimos un rato después.
10:50. Nos despertamos. Vagueamos en la cama.
11:30. Bajamos a desayunar. Había croissants con chocolate, es decir, una delicia. Mientras se hacía, hablamos con Miguel Ángel y la madre de Coche Hombres que no me acuerdo como se llama. Viejas historias y orígenes familiares. Quite funny, I'd say. El desayuno, rico rico. Y nada, después de un rato me fui. Estaba allí la gente con la decoración navideña, así que nada.
13:00. Llego a casa. La casa está decorada. En la escalera que lleva a la biblioteca, en el salón, hay un lazo naranja enorme. Me dan ganas de vomitar. Miro a mi abuelo y cada vez está más irreconocible.
13:30. Me ducho y me corto el pelo. Creo que esta vez me he pasado. Me recuerdo a mí en mi infancia. Es horrible.
14:30. Mi padre, yendo en bicicleta, resbaló en un charco helado -ayer hacía mucho, mucho frío- y se casi rompió el brazo.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Casi gris

Hoy nada, todo transcurrió con total normalidad, Dobby el Elfo Doméstico (no mata, sólo mutila o hiere de gravedad) siguió dando la tabarra as usual, y nada, llevé la guitarra a clase a petición del señor Callaham McKenzie, y nada, Dobby me hizo llegar antes para tocar, pero es que obviamente no, y nada, en el recreo y eso estuvimos tocando y mi padre al parecer nos vio porque me dijo antes: 'estaba alguien tocando la guitarra en el recreo' y yo: 'ya, probablemente fuese yo' y él: ¡meca! y por el resto, nada muy destacable, bueno, sí, la polémica de ayer con el Capítulo 14 - el del cobro castañero, pero bueno, en fin...
Esta tarde había conservatorio -qué raro- y nada, me dieron las notas y eso, más altas que el curso anterior, así que bien, salvo cámara, bueno, el caso es que como en piano no tenía nada que hacer porque se me olvidaron los libros, pues me dijo que podía marchar, así que a las siete menos diez me encontré con Amanda, que tenía clase de armonía, pero sólo le tenía que dar el examen así que fuimos al tribeca porque estaba Verde Cannaia ensayando. Llegamos y nos colamos ahí, aunque a mí me daba mucha vergüenza, así que no entramos muy atrás, porque además de vez en cuando pasaba gente con amplis y eso y era muy raro, todo con luz y sin gente, estaba todo medio cayendo. Bueno, como sólo estaban haciendo 'tun tun tun' con la batería, pues no me importó mucho, fuimos pululando por algunos pasillos, y luego nada, así que salimos, pero luego volvimos a entrar unas dos veces, y a la última, cuando íbamos a salir, oímos a alguien decir por teléfono: 'hay dos chungas por aquí, no sé' y yo como: ¡pero qué dices tío! y nada, estuvimos ahí un rato en el banco y le digo a Amanda: venga, si gritas Casi gris te doy un euro, y ella: venga, ¿de verdad? y entonces oí los acordes que aquella misma mañana nos estuvimos deleitando con, y entramos y eso, y estuvimos ahí en la puerta y se me ocurrió grabarlo con el móvil pero cuando me di cuenta, un minuto o dos más tarde, no le había dado al botón rojo de rec, así que bueno, sólo conservo una pequeña parte, pero también hicimos fotos del lugar, mira:





Y aquí, el vídeo:

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Como el vino

Hoy en clase fue todo normal, y eso, ningún hecho destacable salvo otro grandioso abrazo del señor Veloci, pero bah, sin más, nada que comentar.
Nunca te he hablado de Dobby el Elfo Doméstico, probablemente, así que te presentaré un nuevo personaje.
Es pequeño, pero avispado y servicial. En cuanto le pides un favor, ya sea que te zurza los agujeros de los calcetines, te lleve los libros al salir de clase, te pida un taxi porque hayas perdido el autobús o te preste celo para pegar castañas, cree que eres su amo y te está dando todo el día la turra, momento sí momento también, 24 horas al día, 7 días a la semana, por poca cosa que le digas, te tendrá como su Amigo Confidencias o como su maestro de malas artes. Así es que, durante estas dos semanas, no se conforma con hablar conmigo en clase o un rato si no, la cosa es que me da tanto la tabarra que me dan ganas de vomitar.
Hoy también salí por la tarde a comprar cuerdas para la guitarra vieja. Entonces aproveché y estuve mirando acústicas para pedir a los Reyes Magos. Y bueno, había unas muy chachis y tal, no sé, la señora de la tienda me sacó unas cuantas y las estuve probando y eso, pero todavía no me decidí a cuál comprar, aún no lo sé.

Y ahora escucha esto, llevo todo el día con la canción en la cabeza:

lunes, 13 de diciembre de 2010

que os peten a todos

Eso es lo que pienso en este mismo y preciso momento. Lo único que hago es escribir blasfemias porque me siento llena de ira. Gracias a dios estoy escuchando Vampire Weekend, que por lo menos me calma bastante, pero es que siento tanta irritabilidad en mi interior que me apetece echarlo todo fuera y poner a todo el mundo a caldo, que por cierto, como ya he dicho muchas veces, sabe a puta basura.
Voy a empezar por el tema que más me preocupa por el momento. Ya he hablado de esto como tropecientasmil veces, así que bueno, más o menos conoces todos los detalles objetivos del tema. He aquí una conversación, bueno, más que una conversación, un monólogo, dedicado a mi querida amiga Elena -para que luego digas que no hablo bien de ti nunca- con partes omitidas y eso porque hay cosas que no se dicen:

1. -nombre de cierta persona- es basura, bueno, ya sabes, ya pasa de mí y yo estoy hecha una mierdenzuela porque es que cada vez me gusta más y es que lo estoy pasando fatal, fuera coñas, no pienso en otra cosa en todo el día, es horrible, es que lo que más me fastidia es que pase de mí y que me haya tomado tanto el pelo y que yo me haya molestado tanto por él para lo que probablemente sería -freír una tortilla- una vez y adiós muy buenas, porque si es para eso no merece la pena, a mí me gusta pasear, comer gofres, sentarse en un banco y esas cosas que se hacen cuando se está enamorado y es invierno y sé que con él jamás haré nada de eso porque pasa de mi like the mierda y eso me jode la tira, quiero encontrar a alguien que sea tan jodidamente estiloso como él y que me haga mucho más feliz y que le gusten franz ferdinand, o algo así, arctic monkeys, es imprescindible, él era perfecto, no sé qué cojones pudo salir mal porque es que tenía que ser él, él y nadie más, pero probablemente ya sea demasiado tarde porque él se contenta con -acolchar los cojines del sofá- a ti y a amada y fin de la historia, pasando de mí y sabe que eso me pone furiosa. Le odio, de verdad, me gusta muchísimo, más de lo que nunca podrías imaginar que a alguien le pudiera gustar -nombre de esa persona-, es inverosímil, pero cierto. Esta noche voy a llorar como una posesa agarrada a mis osos de peluche y mirando las estrellas que hay en el techo de mi habitación que por cierto no os las enseñé pero habría sido perfecto enseñároslas -cosa importante que lo descubriría todo- porque hay que cerrar la persiana y la puerta para que se vean y es muy bonito.

Pues bien, esto es lo que pienso de esta basura de mundo. Nunca se lo había dicho a nadie así y me daba no sé qué decirlo tan abiertamente, pero así desahogo y soy mucho más feliz (George, tú también deberías probarlo). Bueno, mucho más feliz dentro de lo que cabe, claro está, como dice mi nueva profesora de piano: bueno, está bien dentro de lo poco que estudiaste. O mi profe de cámara: tienes que hacer un crescendo dentro de un piano. Quiero conocer a otra persona que me ayude a olvidarme de la anterior, pero dios, así entraría en un bucle del que jamás podría salir. Quiero vivir en una cueva sin ningún contacto del exterior.
Hoy me di cuenta, mientras caminaba persiguiendo un maldito fantasma que probablemente iba una calle más allá, no mucho más, pero que aún así era demasiado tarde para alcanzar, como me recordaron los Gallagher con Don't look back in anger: So Sally can wait, she knows it's too late as she's walking on by pues bien, mientras caminaba, me di cuenta de que soy extremadamente enamoradiza, cualquiera que vea con una camisa de cuadros y que le gusten Franz Ferdinand -totalmente indispensable- me vuelve completamente chiflada. Es extraño porque hasta el más palurdo lo podría conseguir, pero es así, no puedo hacer nada para ponerle remedio. Odio esto.
Bueno, proseguiré con la historia de ayer. Tras haber abandonado el sueño de mi vida, bueno, qué digo, la pesadilla de mi vida, me dispuse a caminar hacia tan feliz lugar como era el Fujiyama. Estaba bastante oscuro así que me dio miedito, pero luego me encontré con la mona Jacinta y con Raquel, que estaba borracha de tanto calimocho, y fuimos y allí estaban todos, bueno, todos los que fueron, y subimos al japonés porque si tardábamos cinco minutos más nos quitaban la mesa, y entonces nos forramos de comida porque estaba todo genial y había muchísimas cosas, hasta caquis, y nada, zampamos hasta la muerte, los sofás eran cómodos pero mayormente pasamos nuestro tiempo de pie pululando por ahí cual mariposas, y luego bueno, dijimos ¡basta! a los sushi sashimi o lo que coño sean, a los fideos, a las croquetas y a el helado apestoso que había que no tenían de frambuesa. Anda, y resulta que Veloci se escapó de casa porque sus padres no lo dejaban ir a la cena, y dijo que estaba en casa de un vecino, pero es que vive a poquísimo de mí, y tiene que caminar la leche para llegar a la parada del autobús, y dejan de pasar a las 11, así que no sé cómo coño pensaba volver a casa. Bueno. Nos dimos el pire y fuimos caminando hasta el puzzle donde Mateo me invitó a un chupito, y luego estuvimos ahí un rato y apareció Cuchillo y nada, luego fuimos al salsi y nada, bailoteando sin fin, algunos momentos turbios, relacionados conmigo o no, y eso, nada más, tengo lagunas mentales y no porque hubiese bebido demasiado, porque ni siquiera me mareé en el coche de mi papá, y las lagunas mentales son mayormente de alrededor de las siete o las ocho, que fue precisamente el momento más importante del día, pero es que lo cierto es que no me apetece nada hablar del tema ahora porque estoy de bajón sentimental, acabo de salir del conservatorio y quiero morir. Luego escribiré una entrada con lo que pienso de esta mierda de mundo.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Ayer tenía la cena de clase, a las nueve y media en el japonés del calatrava, pero antes fuimos a dar una vuelta. Elena me llamó como unas treinta veces para decidir conjuntos, lo cual me estresó aún más. Quedamos a las seis y diez en la puerta del Corte Inglés, pero cómo no, Elena no había llegado aún, así que bueno, estuvimos un rato -mucho, mucho rato- Sombrero Raro y yo ahí, y me encontré con Pablo Gallastegui que estaba mirando los copos de nieve de la pared como un atontao. Luego, acompañado de un olor a castaña asada -literalmente, no bromeo, hasta Sombrero Raro se percató- llegó Castaña. Fuimos al Corte Inglés porque Elena fijo que no llegaba, y entonces me sonó Psicosis -se me había olvidado cambiar el tono de llamada desde que ayer le gastamos la bromita a Pichón en clase- y luego me volvió a llamar así que fuimos a su encuentro a Gascona, y por el camino Sombrero Raro nos deleitó con una historia que ponía la carne de gallina. Luego llegamos y Elena me dio las malditas botonas que pesaban un quintal y me desgañitaron el hombro izquierdo. Ya que todos queríamos botellear, pues fuimos al mercadona a suplir nuestras reservas de alcohol, y allí me encontré a Ferchi, Ferchielu, mi querido amigo del instituto, que gracias a él, o por su culpa, depende de cómo se mire, me dio ganas de comprarme una guitarra y empezar a tocar, así que si tienes que matar a alguien, mátalo a él, no a mí. Luego compramos lo que teníamos que comprar, pagué 1,90 al frutisequil, y marchamos pa la plaza del pescao y bebimos cosas que sabían a caca de vaca y luego fuimos a mear al family Preciosa and me, y sonaba la maravillosa canción de Blur Song 2, y Jailhouse Rock de Elvis, y luego subimos pero nos fuimos, no sé, no me acuerdo muy bien de eso. Luego no sé a dónde fuimos pero me encontré con Gazpacho de Zanahoria y con Cris y no sé qué, y luego con Teresa -qué casualidad- y luego acabamos Chestnut, Elena, Preciosa y yo sentados ahí debajo de casa del profe de lengua de tercero y abandonamos las bebidas porque sabían a culo de vieja y luego fuimos por ahí y me encontré a Arturo, Carlos, Chechi, Gloria etc, usease, la vieja tropa. ¿Luego a dónde fuimos? Ah, sí, a donde el Campa, y me encontré con Claudia mi amiga de sexto de primaria, y de esto que llegaron los cops y yo me hice la loca. Como ella dijo que Xuan estaba en el family, y eso para Preciosa significó: ¡vamos a ver si tiene esa compañía con la que deleitarme! fuimos y estábamos ahí en el baño cuando sonó Take me out, es la tercera o cuarta vez que la ponen cuando yo estoy allí, así que salí a desfasar y bailamos como cosacos -me encanta esa expresión- al ritmo de Franz Ferdinand, y bueno, luego marchamos y a la salida estaba Xuan tocando la guitarra, y tocó Take me out, Don't Look Back in Anger y esas cosas, y en aquel preciso instante llegó mi queridísimo Chuck y fue maravilloso. Luego fui hasta la plaza del ayuntamiento, said goodbye, y fui a reunirme con mis colegas de cena. Ahí comienza la segunda parte del relato, que ya proseguiré con mi relato porque tengo que estudiar piano que tengo examen de acompañamiento un día de estos. Sólo digo una cosa: desfase.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Flash Delirium

Ayer pasé una tarde maravillosa. A pesar de la lluvia, del frío que hacía y de las pocas ganas que tenía de ir a inglés luego, me lo pasé realmente bien. El gofre estaba calentito y rico -chocolate negro con lacasitos, como siempre-, caminar bajo la lluvia me encanta, y colarme en sótanos que haya con la puerta abierta al lado de tiendas de música es una de las cosas más divertidas que podríamos haber hecho, por mucho miedo que me hubiese dado. Charlamos de nuestra infancia, que detallaré más abajo, de lo bien que nos lo pasábamos de pequeños, de los dibujos que ponían en la tele por las mañanas... No sé, me lo pasé extrañamente bien, fue genial. Genial hasta que el reloj de la plaza marcó las siete, y tuve que ir a clase de inglés a ver a Paul con el que me aposté un regaliz a no recuerdo qué, algo sobre una película, pero no me acuerdo, a lo que, según acabo de comprobar, he perdido, porque la canción Let's call the whole thing off de Ella Fitzgerald y Louis Armstrong salía en When Harry met Sally y no en French Kiss. ¡Mierda! Ahora tendré que comprarle un regaliz.
A parte de eso, hoy fuimos al cine Nerea, Preciosa, Elena y yo. Faltaba la pequeña María, pero la peli estaba chachi y eso, pero bueno, nada mencionable. ¡Ah, sí! La mamá de Nerea es majísima, se sabía mi nombre y todo, y quién era la reina de Cartago y un montón de cosas, me cae muy bien. Ahora tengo que ir a tocar el piano, porque desgraciadamente, tengo mañana examen con la nueva profesora, porque Pilar está de baja, y como no sabe ni como toco ni nada, espero deslumbrarla con mis grandiosas dotes pianísticas. Y creo que también tengo examen de análisis, pero bueno, como eso es algo que se puede copiar, no me lo miraré mucho.
El otro día soñé con el árbol-casa. Era una gran, gran tuya que teníamos en el colegio, en primaria. En total había cuatro. La primera era el árbol-casa, la segunda, el árbol pirata (tan frondoso que no servía para nada, así que lo llamamos pirata porque intentar entrar ahí era imposible. El segundo era el árbol iglesia, porque era alargado y delgado y las ramas eran muy finas y tampoco servía para nada. El último estaba al lado del árbol del algodón y era el árbol guardería. Tenía esquís y una moto/bici muy chula. Pero el mejor era el árbol-casa, sin duda. Tenía mirador, salón de belleza, dos habitaciones, baño, dos escaleras, un sofá-cama enorme, otro mirador con el que controlábamos quién entraba en el quiosco, una bicicleta estática y un sillón muy cómodo, además de un perchero que utilizábamos para colgarnos y gritar como Tarzán. Todo eso en un árbol. Con dos pisos, aunque Paula una vez llegó a escalar al cuarto. Cuando nos escapábamos de Elsa y de Begoña y nos infiltrábamos en el callejón que había detrás del edificio de preescolar, y luego corríamos hasta llegar al árbol casa y nos metíamos entre las ramas hasta que llegaba Elsa y decía: salid de ahí o llamaré a Loli bla bla bla bla! Pues hoy pasé por delante del cole desde hacía la tira de tiempo. Al árbol-casa le habían cortado el tronco grande, así que ya no tiene pisos ni nada. Lo echo tanto de menos... Quiero volver a ser una niña que corría por clase y no hacía nada por las tardes salvo ver Supereñe y Arthur, que eran mis dibujos favoritos, y los Rugrats, despertarme pronto los fines de semana para ver Pokemon, columpiarme en el columpio de casa -ahora no me entra el culo- y acariciar al perro de enfrente cuando salía de clase y llegaba en autobús que nos dejaba a mil kilómetros así que venía mi mamá con el Panda y nos cogía a todos y como no entrábamos pues nos metíamos en el maletero e íbamos con la puerta abierta por el pueblo y era divertido. No quiero envejecer. A lo que me recuerda que ayer fui a dormir a casa de mi abuelita Tati y no sé, me parece muy valiente la visión que tiene sobre la muerte, mientras todas sus vecinas están acongojadas con eso, mi abuela está incluso demasiado tranquila, me preocupa.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Bang Bang Bang

Dios... no sé qué decir. Después de que ayer rompiese la puerta corredera del armario sin querer, no porque le diese una patada ni nada, una patada llena de furia porque mis padres son memos del culo, no qué va, sólo faltó que mi madre hiciese que se me corriese todo el rímel azul con una de nuestras no diarias, si no horarias riñas, por un abrigo que no podía sacar del armario por culpa de la puerta que no se abría. Luego, con rayas en el colorete, llegué a mi destino, mi asqueroso destino. La zorrúpeda de Elena me hizo correr por toda la maldita calle Uría para aparentar que ¡uy, meca, nos hemos encontrado por casualidad! Luego, pues bueno, dios, lo voy a soltar todo. Nos encontramos con la mona Jacinta y fuimos al badu, donde estuvimos cotilleando sobre mis viejos amigos de primaria, está bien ponerse al día de vez en cuando. Luego descubrí que la gente sabía más de mí que yo misma, lo cual me irritó no mucho, si no muchísimo, así que decidí vengarme y revelé a todo el mundo algo que probablemente todos sabían, pero bueno, se lo tenía merecido, ¡eh Elena! Pues bien, después, cuando cotilleamos lo suficiente, tras un par de sobradas del tipo: you're not the only one who thinks that about me here, y don't you wanna puke in your daddy's car? WTF? nos piramos, y nos encontramos con el queridísimo Gazpacho de Zanahoria, y me hizo muchísima ilusión porque justo cuando lo saludé, allí aterrizó Sombrero Raro, y tuvo lugar un bonito reencuentro, como los de las películas.
Luego fuimos al Puzzle, y sentí un puñetero escalofrío por la espalda, y sí, llevaba la chaqueta puesta, así que no creo que fuera porque hiciese frío. Cuando me puse a mirar la cartera me di cuenta de que soy tan rematadamente idiota que se me olvidó por completo pedirle dinero a mi madre -ya saldaremos cuentas luego, eh mamá!- y pensé que moriría de sed.
Después ocurrió algo que no quiero recordar, así que llegaré a la parte en la que, después de encontrarme con Coche Hombres y odiarme por no haberla llamado -lo siento, de verdad, se me olvidó- nos encontramos también con el objeto de nuestros cotilleos anteriores, y con la mona Jacinta, Hugo y el resto, y adivina quién estaba con ellos: ¡El Hijo de la Compañera de mi Exprofesora de Inglés! Diooooooos... Y luego llegó "Preciosa" y Rikki, y nos fuimos a dar una vuelta, al Green, donde volvimos a encontrarnos al objeto de nuestros cotilleos anteriores, y el resto. Emmm ¿qué más? Ah, sí, como en el green no había nadie, pues íbamos a ir a ese sitio que hay enfrente del family que por cierto ya me acordé de lo que ponían, pero dios, aquello puede matar a cualquiera, menos mal que en aquel momento no me acordaba de de qué me estaba hablando Preciosa, y por el camino nos encontramos no al objeto de nuestros cotilleos de primaria, si no a otros cotilleos (y revelaciones) por el que corrimos por la calle Uría, eh Elena! Y luego bueno, pues nos encontramos con Sombrero Raro y ése y fuimos al family y allí nos encontramos con el señor Callaham McKenzie, y sonaba aquella canción de Sidonie, Fascinado, a mí si que me tiene fascinada lo tonto que eres, ¡memo! Entonces la encantadora Preciosa me invitó a un chupito rico rico y sí, por mis cojones voy yo a brindar contigo, ¡no te queda nada!
Luego fuimos caminando por ahí, y nos volvimos a encontrar con el encantador Hijo de la Compañera de mi Exprofesora de Inglés, y fuimos al medievo y echaban Paris Hilton my new BFF, y lo estuve mirando para ponerme al día, pero no se oía nada y faltaba el chinito memo que no hace más que llorar, así que nada, no presté mucha atención.
Luego fuimos al salsi, y allí me encontré con Arbeyo, y dios, me dieron ganas de fusilar a alguien, de verdad. Que me importa una mierda tu infancia, joder. ¡Cállate ya! Entramos y nada, un rato ahí, nada especial, vimos a H/LA, Callaham McKenzie, y esas cosas, y bueno, charlé un poco por mesajes con Faba a falta de minutos para su gran concierto, luego cuando parecía que nos íbamos a ir, nos quedamos, hasta que me dio la hora de irme porque no lo estaba pasando precisamente chupi piruli en aquel momento, tampoco, así que tuve que irme gracias a que mi padre invitó a sus amigotes a cenar y yo debía estar allí como buena co-anfitriona. Entonces le dije a Preciosa -tras acabarme su vodka- me piro, y ella me acompañó hasta la mitad de la escalera, aquí viene lo que de verdad me saca de mis casillas, dejándome con el memo castañil, el cual, ya abajo de las escaleras, hablando como si estuviese tratando con una piedra o con otra castaña, dice: "bueno, taluego", sin dignarse ni a mirarme, así, a lo lejos: "bueno, taluego". Bueno, taluego, memo del culo, vete a castañear por ahí un rato. Entonces, cuando me voy a ir, enciendo el ipod -el de mi hermana, el mío se había quedado sin batería hacía rato- y ¿qué canción sonaba en aquel momento? Bang bang bang, de Mark Ronson & the Bussiness Intl, cuya letra dice lo siguiente:

No way, bang you're dead, here's your silhouette
Je te plumerai la tête
Je te plumerai la tête
Bang you're dead, alouette, here's your silhouette
Je te plumerai la tête
Je te plumerai la tête

Sí, por supuesto que te voy a matar y a arrancar la cabeza, enseguida, cuando menos te lo esperes, de cuajo. A la salida me encontré con Coche Hombres, ya verás lo que pasó después. Luego me encontré con las siete o el club de las sietes o algo así, y yo me pregunto: ¿no os bastó con el club de las Ashleys que todavía, con 16 años tenéis que poneros nombres ridículos like manadas? (cortesía de Paulus). Por favor... Luego, para colmo, cuando llego a casa descubro que mi padre les puso a sus amigos MÍ dvd de Franz Ferdinand, y lo que ellos opinaron fue lo siguiente:
1. Alex Kapranos desafina
2. Nick McCarthy iba colocado en el concierto de la Brixton Academy
3. Ningún miembro de la banda es guapo
4. Franz Ferdinand apesta.
Eso, sumado a mi ya considerable mal humor, acabó por sumirme en un estado de trance del que me costó mucho, hasta que quisieron que les pusiese algo de Muse, de quien dijeron que el único que merecía la pena era el último disco, pero bueno, por lo menos dijeron que Jet, Vampire Weekend y Oasis molaban, si no ya los habría echado de casa. La tarta -el objetivo principal que me hizo quedarme- no me gustó, y tenía tanto sueño que cogí, me puse el pijama y me fui a dormir, con escasos resultados, porque con el dolor de cabeza y las voces que pegaban, no pegué ojo. Luego por fin se fueron pero seguía sin poder dormir, así que estuve escuchando música, luego dormí otro poco, luego música, luego me sonó el despertador, que se me había olvidado apagarlo, pero fue muy raro porque el día anterior no lo oí sonar, y no creo que mi sueño fuese tan profundo -aunque es muy posible- así que lo apagué y seguí durmiendo hasta que mi padre me despertó, demasiado tarde para ver Phineas y Ferb.
Más tarde, a la hora de comer, Coche Hombres me contó una de las más insólitas historias. Después de que yo me la encontrase ayer, resulta que ése estuvo hablando con ella, pero es que no se conocen de nada, sólo de cuando eran tan pequeños que la castaña ni siquiera había salido de la bola con pinchos, de la época en la que Coche Hombres y yo jugábamos a sé sé sé en el hall de la escuela de música, pues bien, ése le estuvo diciendo que si yo ya me había ido, que si quería cinco céntimos para el cómic (WTF?), que si "hala, a cascala" o no sé qué, y yo ahora mismo estoy alucinando en colores, es que no entiendo, nada.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Vote Tati for president

Se supone que esto es de ayer

¡Que no Elena, que no quiero escribir más! ¡Me canso! Pero vale, anda, escribiré lo que me ha pasado hoy.
Cuando sonó el despertador pensé: "oh dios, seguro que me levantaré para nada, estará todo cubierto de nieve y no merecerá la pena despertar de este profundo sueño". Pero aún así lo hice, pero Padre -ahora lo llamo así porque nos hemos enfadado- me dijo que me fuese a la cama, menos mal que no me había quitado ni el pijama ni las legañas. Y seguí durmiendo, aunque como me puse a pensar en lo que había pasado ayer en clase de piano, pues me costó un poco. Soñé que estaba en pijama (el mismo pijama lila con flores en los pantalones con el que estaba durmiendo) en clase de dibujo, y que estaba allí Chupi mirándome raro, probablemente por estar en pijama en clase, pero a nadie parecía importarle, y como luego tenía educación física pues pensé que en vez de cambiarme en clase, ya me cambiaría luego, que no importaba.
Luego oí una voz que decía: ¿te queda mucho? y yo contesté: ¿mucho para qué? y luego oí: ¡PERO QUÉ HACES DURMIENDO QUE ES TARDE Y TIENES QUE IR A CLASE BLA BLA BLA IRRESPONSABLE BLA BLA BLA DESAYUNOOOO! Así que me desperté del todo, me duché en un plis plas y fui a desayunar mientras veía la pantera rosa, y Padre ya con el abrigo y los zapatos puestos, y mi mamá haciendo caldo, espero que no sea para sopa, así que me peiné en tres, el cepillo eléctrico no funcionaba, y así llegué al instituto que tenía una docena de legañas en los ojos. El listo de mi padre, que le dije que no quería ir a química porque no había hecho el trabajo de Einstein, nos dejó no sólo en la puerta del instituto, si no que entró y nos fue a dejar delante de las bedelas para que nos vigilasen, sólo le falto darnos un beso, apretarnos los papos y subirnos los pantalones para que no cogiésemos frío. Le odio. Le dije que no iría a química porque quedaban 10 minutos para el recreo, y se contentó con eso y se fue, aunque tenía que volver 45 minutos después para hablar con mi tutor, Vicxor. Total, que esperé a que todo el mundo saliese de clase mientras escuchaba música, y menos mal que pensé que sería mejor no ponerse a ver el vídeo de ya sabes quiénes dos, es decir, Gorrober y Chuck, porque en aquel mismo momento bajó Chuck por las escaleras que había detrás mío.
Salí al recreo y esas cosas, y bueno nada, papé mucho frío pero no quedaba nieve suficiente para tirarle ninguna bolaza a nadie, así que bueno, a parte de eso, presencié cómo la pequeña Blanqui -la que cree que la mitad del camino entre Oviedo y Gijón es Los Prados- y como acababa de desayunar, pues no hizo falta comer la manzana que Padre olvidó prepararme desde hace tres días.
Luego tuve inglés y nos tragamos otro texto de la PAU por mi culpa, y luego tuvimos biología en los ordenadores, y no nos lo dio el grande Francisco Mexía, si no que zamparme a la profesora sustituta de Balbino, que es mema del culo.
Ya estaba yo bastante estresada como para que luego, en filosofía, tuviese que aguantar las insolencias de un grupito de memas a las que cada vez trago menos y de las que estoy más que rodeada, es más, las tendría hasta en la sopa la comiese. No las soporto. Mátalas.
Luego fui con mi mamá y con mi hermana a comer al kebap, aprovechando que Padre tenía que dar una clase y no volvería hasta tarde. Y allí me encontré a la genial Sombrero Raro. Y luego fui a Zara y eso, y luego a casa y luego a dormir, y a jugar al Farmville, claro.
Pero antes me curré una pedazo de entrada en mi queridísimo pero abandonado blog Fabalover. ¡Mira!

miércoles, 1 de diciembre de 2010

WTFIGO?

Una escena del corto. La señora de labios rosa, la señora Vanderveuille y Flora Vanderveuille.

-¿Diga?
-¿Es usted la señora Vanderveuille?-pregunta una señora con los labios rosa chicle, un atuendo estrafalario, y un pañuelo en el micrófono de un viejo teléfono rojo.
-En efecto. ¿Qué quería?
-Decirle que tenemos a su hijo, lo hemos matado, y si no quiere que ocurra lo mismo con su hija, denos 10.000.000 dólares en efectivo.
-¿Pero qué está diciendo? Yo no tengo ningún hijo.
-Claro que sí. Frederick Vanderveuille. No mienta.
-No sé de qué me habla. Cariño, creo que es para ti-se le oye decir.
-Lo sabe usted perfectamente bien. Entrégenos esos 10.000.000 dólares o no volverá a ver a su hija.
-¿De quién está hablando?-una voz diferente.
-De Flora Vanderveuille. Estará muerta en 24 horas si no me entrega el dinero.
-¿Y eso por qué razón? ¿Qué tiene en contra de Flora?
-Es una resabihonda, me estresa, y además tiene un pelo estropajoso.
-¿Pero usted la conoce?
-Pues claro, va a mi clase de física cuántica.
-¿Estudian juntas?
-Sí, desgraciadamente estudio con esa endemoniada zorra. La odio. Que se muera. Finjo ser su amiga sólo para que me invite a donuts.
-Soy Flora.
-Uy-y cuelga.