lunes, 16 de mayo de 2011

It's only going out

Hoy he pasado una fantástica tarde bajo el sol de la toscana porque llegué al conservatorio a las cuatro de la tarde y resulta que a las cuatro y media no tuvimos historia de la música, aún cuando la profesora nueva dijo que le diésemos nuestros números de teléfono para que nos llamase si no venía a clase porque no estaba segura y resulta que no nos avisó nadie y fuimos a clase como borregos aunque no había. Entonces fuimos al Antón y yo me fui a dar la vuelta a la manzana porque me estaba poniendo negra porque hay uno que ni es Javi ni es Jorge que me estresa muchísimo, y no podía más, además me encantan esas tardes vagas soleadas. Después fuimos al rincón de la catedral, descubierto por moi, claro, y nada, estuvimos charlando etc, y pasamos de ir a clase de análisis porque era mucha tabarra la que daba. Luego fuimos a por un helado a Verdú y nos sentamos ahí enfrente y un tipo de RPA nos hizo una entrevista muy rara para la radio pero el caso es que el programa empieza a las 10, es decir, en un minuto, y lo voy a poner no vaya a ser que salgamos, que es muy probable porque nos quedó genial el: A las diez de la noche, en RPA, escucha Noche tras noche, el mejor programa de radio que existe, y la verdad es que nos quedó muy bien. Luego nos sentamos otra vez y vino un perrito y luego Carmen se fue y nosotros no me acuerdo muy bien qué hicimos, bueno, el caso es que volvimos a donde el conservatorio pero no había cámara, con lo que estuvimos otra hora ahí fuera al sol Jorge y yo contándonos planes para el verano y luego fuimos al concierto porque no había análisis para los demás y al cabo de media hora me fui, pero bueno, en resumen, que fue un bonito día vagueando bajo el sol, en serio, me encanta que haga sol por la tarde.

viernes, 13 de mayo de 2011

Moi rien...

Hoy es viernes 13. Qué raro, pensé que no pasaría nada, de hecho ni me acordé hasta que puse la fecha en el examen de biotecnología. Y la profe dijo: ¿eres de América? no, pues entonces no tiene por qué importante. Pero sí, claro que me importa. Y odio ponerme melodramática y hablar de mis sentimientos y todo eso, porque me parece ultracursi y bla bla bla, y odio todo lo que sea cursi, lo detesto muchísimo. Pero lo cierto es que me siento como el tipo de 500 days of summer, la peli con una de las mejores bandas sonoras del mundo, no porque la música sea una grandiosidad en sí, si no porque está bien escogida. Pues bien, en ella, el protagonista se enamora de una chica y eso, lo normal, y al principio sólo veía lo bueno en ella e iban al ikea y se lo pasaban bien, pero luego sólo veía lo malo en ella, exactamente lo mismo que al principio pero lo que antes le parecía genial ahora le parecía una mierda, pues eso, las cosas que me parecían geniales en él ahora me parecen un puñetero asco.
Bueno, el caso es que eso, que hoy fue un día horrible y tal, es que llevo dos semanas siendo Vity Sandoval constantemente, me echo a llorar en cuanto alguien me toca, raramente sonrío de forma voluntaria, etc. Odio estar así, pero es inevitable. Por la mañana estaba bastante contenta, recuerdo incluso haberme encontrado a mí misma sonriendo sin darme cuenta. Luego, al mediodía, estaba fatal, además todo el mundo me adelantó con lo de las rebanadas humanas porque lo estaban copiando de los de la semana anterior, y yo que lo intenté hacer por mi propia cuenta, no pasé de la segunda hoja. Cuando fuimos caminando al Peggy Sue's, dios, pensé que me iba a dar algo de toda la rabia, ira, enfado, tristeza y pesar que tenía acumulado. No creo que sea sano. El caso es que tuvimos que esperar una eternidad delante del Peggy's y luego entramos, y la verdad es que el sitio está genial, o sea, es maravilloso, la decoración, la música, que la puedes elegir tú misma entre una amplia selección de música de los cincuenta, sesenta y setenta, y las tartas y los brownies están de muerte, o sea, echo de menos la gofrería, para mí no hay lugar mejor, pero por otra parte éste tiene otro rollo, aunque también queda mucho más lejos. Bueno, el caso es que Amada, Gabriela, Cris, Isa y yo comimos como unas gochonas. Estaba de muerte. Pero a las cuatro nos empezaron a servir la comida con lo cual no pude ir a ver a Alba Calle tocar, aunque la había visto el lunes así que no había mayor problema, hombre, sí, claro que lo había, le había prometido que iría a verla pero no fue por una razón de voluntad por la que no fui, si no por una causa temporal.
Luego fuimos Amada y yo a casa de Gabriela, pero nada, no nos quedamos mucho, porque su perra está loca, y luego me fui a dar una vuelta bajo la lluvia porque realmente lo necesitaba pero en el parque no había nada de portadas ni nada así que nada, pasó una cosa antes y luego llamé a Elena desesperadísima porque todo era horrible para ir a teatro pero no me apetecía nada de nada porque me encontraba fatal y cuando me preguntó que qué me pasaba por poco me echo a llorar, lo cual no es muy bueno para ir a una clase en la que necesitas estar despierta y pensando, menos mal que en teatro no hicimos nada importante, y se me fue aclarando el ánimo poco a poco, aunque no completamente ni por asomo.
Cuando llegué a casa, es decir, hace una hora, no tenía nada de hambre, de hecho tenía unas ganas terribles de vomitar y echarlo todo, pero no salía nada. Mientras mi familia cenaba y eso, yo me puse a ver unas cuantas canciones del concierto de Franz Ferdinand en Brixton. Ver o escuchar Franz Ferdinand cuando me siento triste es bastante maravilloso, porque aunque me da ganas de llorar, así lo exteriorizo y me siento mucho mejor después. Sobre todo con canciones que arrancan con un buen ritmo, como Your Diary o Take me out o Jacqueline. Y de repente me encontré tumbada en el sofá moviendo los pies al ritmo de la música, y eso me hizo sonreír, aunque sólo fuese un poco. Y ahora voy a ver una peli de Woody Allen, Celebrity, a ver si se me sube el ánimo o algo, porque la verdad es que no tengo ganas ni de salir mañana ni nada, pero no puedo vivir para siempre en mi cueva y nutrirme de helado y ver películas románticas hasta que me quede sin agua ni sales en el cuerpo que poder llorar. Seguro que si duermo un poco, que no he podido dormir en toda la semana por culpa de La vida es sueño y Vacas, cerdos, guerras y brujas, y por cierta persona y nuestros conflictos, me sentiré mucho mejor.

domingo, 1 de mayo de 2011

Ese concierto me ha cambiado la vida

Cuando el año pasado papá y yo fuimos a Lisboa al Super Bock Super Rock, recuerdo que estábamos sentados en el suelo lleno de hojitas de pino de esas que son como una V delante del escenario secundario porque habíamos llegado pronto y hasta una hora más tarde no empezaban los conciertos, y sonaba por unos altavoces enormes Bigger Boys and Stolen Sweethearts, la canción de The Last Shadow Puppets, la banda paralela de Alex Turner, y yo estaba muy, muy nerviosa. Llegó el momento de ir al escenario grande después de ver a una banda portuguesa algo regular para pasar a Tiago Bettencourt, un tipo lisboeta, apuesto, polifacético, que yo no conocía más que de oídas y que me pareció que tenía algo interesante y que mi papá dijo que era el nuevo Bob Dylan, tan poeta y peliloco como él, y a mí me pareció una gran verdad. Luego llegó Julián Casablancas y nada, se podría decir que es un gran actor, tirándose birras por encima y dando paseos por el escenario y por una plataforma enorme. Papá de repente se fue hacia atrás y yo me quedé con los de delante. Cuando acabó papá vino a ver si quería un sandwich o algo, pero con tanta emoción lo vomitaría. Después actuaron Hot Chip, y nada, muy bien, el tipo principal era exactamente igual que Woody Allen así que me imaginé a Woody tocando el teclado y dando saltos y me hizo mucha gracia. Papá volvió con la canción del sandwich pero decliné la oferta, al igual que la vez anterior. Y eso fue lo único que hablé con él hasta que después de Vampire Weekend, que por cierto, estuvieron asombrosos, nos fuimos a casa, aún en estado de shock completo, y la primera palabra que intercambiamos fue al cruzar el puente 25 de abril, el que es como el de San Francisco, y entonces fue cuando mi papá dijo esa frase: Este concierto me ha cambiado la vida. Y hoy íbamos en coche de vuelta a casa de haber comido con Tati, es decir, mi abuela, y papá dijo qué cosas le habían cambiado su vida a sus 46 años. El psicólogo de bachiller, que le aconsejó que estudiase arquitectura, su profesor de matemáticas, mamá, y por supuesto, el grandioso Super Bock Super Rock. Entonces pensé en qué me había cambiado la vida a mí. El SBSR no, porque aún tengo no muchos, sino que muchísimos festivales a los que ir en mi vida. Los Red Hot Chili Peppers sí, pero no ellos propiamente, si no que en sexto de primaria, cuando los descubr,í, pasé de escuchar basura a música celestial y entonces encontré muchísimas cosas nuevas y entonces fue cuando empecé a amar la música, que es para mí la base de todo, lo que genera el resto de las cosas, y sí, la música me cambió, algo que papá se sorprendió muchísimo de oír. Luego pensé en cuando me cambié de instituto. El Leopoldo estaba bien, pero no era mi sitio, y lo cierto es que estuve muy predispuesta a cambiarme, me daba lo mismo abandonar a mis amigos, hombre, pena me dio y eso, pero quería cambiarme, lo necesitaba. Y con la cosa de estudiar francés como primer idioma, me fui, y fue una de las decisiones más importantes de mis dieciséis años, pero no me arrepiento para nada, de hecho, al contrario, a saber qué habría sido de mí si siguiese ahí, en ese lugar. Cambié de zona, de gente, de costumbres, e incluso de amoríos, bueno, salvo uno -Alex Kapranos-. Me alegro. Y nada, a ver qué es lo próximo que me cambia la vida. Probablemente sea ese viaje por la ruta 66 en un viejo Cadillac del 64, o no sé, el interraíl o algo. Can't wait for it.