Hoy ha sido un día genial, extremadamente genial. Y aún no ha acabado. Me desperté, como todos los días, y poco a poco los recuerdos de ayer me fueron viniendo a la cabeza. Siempre me pasa lo mismo, cuando me despierto es como si me hubiesen borrado todos los datos de la mente. Oí el ruido de la ducha así que supuse que era mi padre. Cuando mi padre salió del baño (mil años después de que sonase mi despertador), me levanté y vi todas las hojas esparcidas por el suelo. Sí, en efecto, me había quedado dormida mientras estudiaba lengua. Entonces me vino la preocupación, otra vez. Después de haber vagueado toda, toda la tarde de ayer, me vi en situación peligrosa. Estuve repasando el mester de clerecía mientras desayunaba, mientras me lavaba los dientes y mientras me ponía los zapatos. Cuando llegué al instituto, más tarde de lo habitual, porque mi hermana tardo un montón en pensar qué ponerse, la gente ya estaba atacada. Repasé el teatro medieval hasta que llegó la Montero, impuntual como es común en ella.
El examen fue una caca de vaca, básicamente porque todo lo que había estudiado de morfología no sirvió para nada, sólo preguntó cosas sobre el Cid, el Cid, y ah, sí, el Cid. El análisis sintáctico ya no cuento con él, y el punto de presentación, menos. Nota máxima: un 7,25.
Después de lengua, tuvimos educación física. Como es costumbre, Alfonso nos dice que juguemos al fútbol o a baloncesto. Pero llovía, así que estuvimos charlando y esas cosas. Al subir a clase torcí todos los marcos de los cuadros de las orlas del pasillo.
Luego había alternativa, hora en la que me dediqué a subrayar lo más importante de historia de la música, dado que tengo el examen en veinte minutos. Me pareció imposible de memorizar, así que simplemente (aunque ya lo tenía decidido), chuleteé. Vicxor me riñó por llevar gorro en clase. Luego fui a pedir mi cartera que la tenían las bedelas porque se me había olvidado ayer.
Bajé al recreo, y Guillermo (no Faba) me quitó mi monísimo gorro chachi, y lo estuve persiguiendo pero no me lo devolvió. Luego me encontré con Sombrero Raro y con Preciosa, y estuvimos charlando y esas cosas, y estuve también repasando historia y comiendo una manzana, y luego llegó el castañero con sus castañas asadas, pero como yo estaba ocupada, no compré ninguna porque no tenía sidra a mano. La castaña dice que quiere una trenca para reyes, me pregunto yo para qué quiere una trenca una castaña si ya están asadas y calentitas, pero bueno, será para conservar el calor, no lo sé, pero me encanta porque yo también tengo una desde que iba a quinto de primaria, y ahora también la uso, y fue donde encontré la castaña que le pegó Elena en la espalda a castaña. Charlamos un rato y eso, y luego conseguí que Guillermo me devolviese el gorro (sí, robándoselo). Preciosa, Elena y Sombrero Raro iban a pirar la siguiente hora, y yo como tenía dibujo o sea figuras, pues también, y subí a clase, y de paso torcí los cuadros de las orlas de los de fotografía, y unos de segundo de bachiller o no sé qué empezaron a decir que se iban a chivar así que me fui corriendo a clase, cogí mi trenca, la mochila y todo, y justo cuando salí de clase me encontré con mi profe de dibujo, que por cierto llevaba un jersey como el rojo que tiene mi padre y que sólo se puso una vez, cuando fuimos al festival a Lisboa. Me dijo: venga Dido, ¡que ya están todos en clase! Así que tuve que ir a clase y no pude salir. En dibujo, le dije a Isaías que sabía dónde vivía, porque le había visto el otro día cuando iba a casa de mi abuela. No sabía el número pero sí la calle. Entonces Vito dijo que llevaba tres años sin saber dónde vivía y que era genial. La dirección es: Marcelino Suárez (la calle de mi abuela), número 8 (yo pensaba que era el 10 o el 12), 4º D (eso me lo dijo él). Entonces se enfadó conmigo porque se lo dije a la gente, pero en plan de coña y eso, y me quedé con el folio que le presté y el lápiz y todo, y me dijo: ¡no me hables nunca más! pero luego él me seguía hablando, así que bueno, tranquilamente. Y le dije que se lo contaría a Elena, y dijo: ¿qué Elena, la loca? y yo: bueno, loca está... y otro dijo: ¿esa con la que estuviste? Entonces puse la oreja y llegué a averiguar los datos de que aquella con la que estuvo se llamaba Elena y estaba loca y a ella ahora le mola el primo de Vito o no sé qué. En fin. Ahí tienes la información, Elena.
Luego subí a clase, volví a mover los cuadros, y teníamos biología. Estaban los de mi clase haciendo tapón, como siempre, y yo quería pasar, pero no podía, así que arañé a la gente hasta que me dejaron pasar. Lo conseguí, dejé mis cosas en la mesa y eso, y me acerqué a la puerta, y Velocirraptor me dijo: ¡no me arañes, por favor, no me arañes! y yo le dije: ¿qué me das si no te araño? y él me dijo: ¡un abrazo! y abrió los brazos, así que yo dije: ¡pues vale! y nos dimos un abrazo hasta que me di cuenta de que toda la clase nos estaba mirando. Venga, perfecto. Luego llegó Mexía, y estuvimos viendo vídeos de cómo una serpiente le inyectaba veneno a un pobre animalito y de cómo una estrella de mar metía su aparato digestivo en un mejillón, segregaba enzimas, lo deshacía, y luego lo absorbía y volvía a poner su aparato digestivo en su sitio. Asqueroso. Luego tuvimos tutoría, y me dediqué a perfeccionar y terminar mis chuletones de ternera. Vicxor me volvió a reñir por llevar el gorro en clase, y luego otra vez, pero como Adri hacía de profesor, pues me dijo que no pasaba nada, pero dejó salir a todos menos a mí.
Llovía una burrada así que vino mi mamá a buscarme para ir a casa de mi abuela. Con lo cual, llegué prontísimo y me dediqué a hacer más chuletas y a recortarlas. Comí, y eso, y comprobé que el pañuelo que mangué para mi abuela no se lo puso ni una maldita vez. Luego fui al conser y eso, y en vez de estudiar, pues estuve viciando, como siempre, y luego llegaron Jorge, Coche Hombres, y Javi Pereda, y le dije que si conocía a Sombrero Raro y dijo que sí, que iban al colegio de pequeños. Luego fui a historia de la música. El examen facilísimo, cinco preguntas, sólo necesité las chuletas para una (hice cinco chuletas y desperdicié cuatro) y luego tuve que sacar los apuntes para copiar lo del Tomoi. Aprobar, apruebo, así que me lo quito de encima. Salí veinte minutos antes de la hora porque me sobró muchísimo tiempo, así que me fui con Jorge a viciar otro rato. Llegué tarde a análisis, pero nada, no pasó absolutamente nada. En análisis le pregunté a Ana que si conocía a Faba (le dije su nombre verdadero, si no no iba a saber quién era) y resulta que van juntos a clase, no sólo con Faba si no que con todos los demás, así que le dije que les dijese hola de mi parte. Además, Coche Hombres me dijo cosas que anda murmurando la clase sobre cierta clase de dinosaurios y yo que espero que no sean ciertas.
Luego llegué a casa porque no tenía piano, y nada, estudié algo de valencias para mañana que tengo global de química, pero nada más, le di algo al Farmville y eso.