domingo, 13 de febrero de 2011


There's broken bedrooms and there's broken hands, you were so fed up of the same old broken man
Oh i came to tell you that you're my favourite girl, would you like it if i put you into my world?
There's broken hearts in basements and broken love on the streets
You were so fed up of it all always involving me
Do you wanna, do you wanna, do you wanna make love to me?
I know you wanna, I know you wanna, I know you wanna make love to me

-I know you wanna.
-you know what?
-I know you wanna.
-Do you wanna?
-Yes.

Then what were you waiting for?

-Nothing wrong can happen with you by my side.
-I know.
-Did you understand the whole thing?
-I did.

Then what were you waiting for?

-I wanna take you with me.
-Just do it.

Then what were you waiting for?

I was waiting for the perfect moment
but it was all screwed up
then i guess it'll never happen again
we'll just have to pretend that we've never met
there's no other way

Just tell me, what were you waiting for?

No te cambiaría ni por 156543584354 crepes y 48563541354 gofres
pero quizá me lo pensaría por un crepe más

jueves, 3 de febrero de 2011

encerrona

Breve resumen. Esta semana fue curiosamente divertida-barra-deprimente. Después del extraño botellón del sábado, del que lo único bueno que conseguí fue:
1. que un tipo extraño me deshizo la trenza
2. que el mismo tipo extraño me peinase el flequillo
3. hola
4. comerme el gofre del tipo extraño de antes -que supuestamente íbamos a compartir-
7. no pillarme ningún pedal, aunque lo necesitaba seriamente
5. tortículis por dormir con dos almohadas muy delgaditas que convertí en una muy alta
6. empapizarme con los churros que hizo mi abuela
me desperté con una cara de sobada-barra-zombie.
El lunes, bueno, en fin, fue lunes. Estaba igualmente sobada, pero me había cambiado el tono de ojos de negro a azul -notable diferencia- porque pegaba más con mi atuendo.
La clase fue normalmente normal, sin ninguna excepción que yo recuerde, vaya. Ah, sí. Mientras leía The Picture of Dorian Gray, en clase de inglés, decidí odiarte. Y en el recreo te lo demostré, aunque quizá no te diste cuenta, o al menos no te relacionaste con mi cara asquerosa.
Luego teníamos conservatorio, como todos los lunes. Después de historia íbamos a tomar un gofre-barra-crèpe, porque Carmen dijo que lo necesitábamos. Pero claro, en realidad no tenemos ni un minuto de descanso, así que la única alternativa, si no queríamos llegar demasiado tarde, era ir a la chucherería, como todos los lunes-jueves a la misma hora. En contra de mi voluntad, fui arrastrada hasta allí. Me escondí entre los gusanitos y la puerta -la mujer de la chucherería debía de estar alucinando- y desde mi posición tenía visión periférica de la calle. Cuando parecía que el peligro había pasado, abandoné mi puesto de vigilancia, y en aquel momento en el que bajé la guardia el enemigo se aproximó a nuestra trinchera, así que me escondí detrás de Pereda, pero entonces sufrí la emboscada, encerrona o como lo quieras llamar. Y después de lo que a mí me parecieron cinco agónicos minutos -en realidad no debieron ser más que dos- conseguí salir de la maldita chucherería a la velocidad de la luz. Por el camino me mareé, y en análisis me sentía fatal, lo veía todo borroso. Luego, en cámara, la profe tuvo compasión de mí porque no veía ni las notas. Luego esperé a Carmen pero era tarde y no la vi así que pensé que se había ido y me fui caminando a casa Tati porque quería llegar a tiempo para ver un capítulo de Gossip Girl que había visto quinientas veces pero que no me importaba ver una vez más. Tomé el aire y no me sentí tan mareada. Me eché en el sofá y luego me dormí.
El martes fui caminando a clase, es la tercera vez que lo hago en toda mi vida y me sentí muy, pero que muy bien. Por el camino me encontré a Rosa y fuimos charlando. En el recreo Carmela y yo fuimos a comprar una napo y bueno, hubo ahí un momento de tensión pero nada. Luego en el conser normalito, no recuerdo ningún evento importante, la verdad.
El miércoles, Rosa y yo hicimos un reto. Ella tenía que entrar en clase de Josemi gritando: ¿qué pasa, artemaníacos? y yo tenía que perseguir a Manuel y decirle: te quiero mucho, como la trucha al trucho pero como vimos que ambas cosas no eran viables, pues decidimos que ella llevaría unas bragas de abuela en la cabeza y que gritaría por ahí y que yo tendría que colarme en su clase en el recreo. Y así lo hice. Manu y yo estuvimos pintando dibujitos en el encerado, y él incluso predijo un examen sorpresa de inglés. Alguien me borró mi dibujito de Mafalda así que me enfadé y me fui.
El jueves fue normal, es que en la mayoría de la semana tengo como huecos, así que no me acuerdo muy bien de nada. Toqué el piano de pena y se me olvidaron la mayoría de los libros, así que nada, un asco todo. Ah, sí, antes de clase de piano estábamos Carmen y yo sentadas en el hall del primer piso, haciendo tiempo para ir a clase, y de repente se abrieron las puertas del ascensor delante de nosotras, y se cerraron dos segundos después, pero con el tiempo suficiente para atisbar la famosa trenca de Trencaman, y me di cuenta de que mi amado hombre misterioso no era Chamorro -gracias al cielo- y que debía de seguir buscándole porque es como una aparición, el hombre de mis sueños después de Charles, aunque está bajando puestos a pasos agigantados. Pues eso, que había olvidado el tema porque pensaba que era Chamorro, pero como ahora sé que no, pues quiero volver a encontrar a mi querido Trencaman.
El viernes tampoco me acuerdo de mucho. Ah, sí, en el recreo Amanda y yo fuimos a clase de Rosa a ver cómo se ponía las bragas en la cabeza y correteaba por ahí. Entró en otra clase -le faltó gritar- y luego fui yo quien se puso las bragas pero me dio vergüenza. Luego por la tarde comí en el japonés y me fui de compras para calmarme un poco.
El samedi, ayer, fuimos de botelele al campillín, as usual, y nada, la bebida se acabó rapidísimo, sólo pude conseguir un vodka negro con un poquitín de lima porque todo el mundo se estaba peleando por ella. Amanda y yo escondimos una botella de no sé qué detrás del banco, pero cuando volvimos, a los cinco minutos, ya no estaba. Anduvimos trotando por ahí, tranquilamente, o como diría mi mamá, haciendo el indio, y nada, luego nos sentamos en el banco a descansar y a escuchar Let's go surfing y luego nada, pues tan "amigos". Después ninguno se ponía de acuerdo en qué hacer o a dónde ir, así que cada uno tiró por su lado, tranquilamente. Luego pasó una cosa que me hizo mucha gracia pero que me parece demasiado cruel para mencionar -aunque nada, pero que nada cruel para mí- y me alejé trotando alegremente riéndome en mi yo interior. Luego me aburrí un montón porque una borracha pesada no se iba y aunque me prometió chupitos gratis, que fue por lo que abandoné uno de mis objetivos principales, al final no nos invitó y me dolió en el alma y ahora la odio a muerte por hacerme pasar un mal rato, y perder el tiempo para encima que estaba castigada, no sólo hoy, si no durante tres fines de semana más a salir hasta las 10. Luego la entretuvimos con no sé quién y echamos a correr para librarnos de ella, me daba un poco de pena abandonarla por el estado en el que se encontraba, pero bueno, me estaba amargando la existencia así que que se fastidie. Posteriormente -para que luego la Monti no diga que no usamos esa palabra- fuimos a cenar, al fin, porque mis tripas crujían cual leones mirando un suculento filete. La chica de la gofrería se dedicó a conspirar contra mí al tiempo que echaba el chocolate con leche en la copa, y nos dio unas malísimas ideas en cuanto a aderezos de helado se refiere. Luego fuimos a pasear y tuve ganas de hacer algo alocado, y como me dio el pronto pues lo hice. Salté la valla del estanque de los patos mientras ellos me miraban con cara de miedo, y me acerqué lentamente pero me dieron pena así que me quedé quietecita. Luego pensé que quizá vendría la poli así que fuimos a los columpios y aunque tengo unos en casa muy chulos que hizo mi abuelo pues no sé, me sentí genial, aunque no iba muy alto pero bueno. Luego fuimos a dar una vueltecica y como estoy castigada pues a buscar a papá Carrero. Llegué a casa con el tiempo justo para ver Mujeres desesperadas, bueno, unos cinco minutos, y luego vi una peli muy rara y a las doce, cuando mamá se fue a dormir, aproveché para poner Bonnie and Clyde, mi segunda película favorita de todos los tiempos, que fue mancillada y que lo será aún más el mes que viene, pero bah, no le presté mucha atención porque la había visto quinientas veces y porque cuando llega al minuto seis en el que se beben la coca-cola se traba y tienes que pasarla y siempre me pierdo esa parte. Luego, una hora después, me lo pensé mejor y puse el DVD de Franz Ferdinand, pero lo he visto tantas veces que ya me sé todos los giros que hacen en directo. Luego me aburrí y me puse a tocar el piano, cosa rara, pero me di cuenta de que eran las dos de la mañana y que tenía sueño y que me dolía la cabeza, así que pista.
El domingo no hice nada de nada salvo escuchar a Elvis Presley y ver la tele, en vez de estudiar filo, mates y cmc, así que bueno.
El lunes, es decir, hoy, en clase de inglés, mientras 'leía' The Portrait of Dorian Gray -siempre me ocurren cosas geniales cuando lo hago- encontré una bolsa de panadería con hojuelas o ojuelos o como se diga encima de la silla de al lado. Me crujían las tripas así que decidí probar un trozo. Le pregunté a Juan que si eran suyas, y me dijo que no, pero por si acaso las dejé en el cajón no fuese que eran la comida del recreo de alguien. En el recreo, después de hablar con Elena, estuve sentada al sol con Amada mientras le contaba mis penurias, mis planes de pasado, y sobre todo mis planes de futuro. Luego en lengua lo dije casi todo bien y Monti se sorprendió un montón, y en filo la cagué menos que la vez anterior en el examen.
Luego en el conser, Little Big Raúl, nuestro profe de historia, nos echó a mí y a Javi de clase sólo porque me reí de él con sólo las vocales -a-a-a-a-a-a y luego echó a Carmen porque Jorge le pintó la cara. Como no nos iba a dejar entrar hasta que acabase la clase, pensé en irme a la chucherería y elegir las chuches con paciencia, pero claro, tenía las cosas dentro y si las dejaba a cargo de Jorge probablemente no las volvería a ver, así que decidí atravesar la pared-cortina, arrastrarme como un gusano por debajo de las mesas y coger mi estuche y mi mochila. Y así hice. Pasé por debajo de todas las sillas y cuando llegué a Jorge para decirle que me lo recogiese todo me empecé a reír y como toda la clase estaba en silencio tuve que comerme, literalmente, el suelo, para que nadie me oyese. Recuperé mi mochila y me arrastré hacia atrás, pero de repente el profe se dirigió hacia mí y yo pensaba que me iba a reñir, pero pasó a mi lado y no me vio y fue a reñir a Carmen y a Javi atravesando la pared-cortina por arte de magia. Y luego yo mantuve contacto visual con él mientras dictaba, y yo debajo de las sillas tumbada como un gustano, pero no sé por qué no se dio cuenta y yo conseguí lograr mi objetivo aunque no pude ir a la chucherería hasta menos veinticinco porque mi chaqueta la tenía Jorge. Luego Carmen y yo decidimos pirar pero luego nos entró culpabilidad y llegamos a clase veinte minutos tarde. Luego celebramos el cumple de Javi en cinco minutos entre clase y clase y le compramos una camisina de cuadros y un jersey muy chuli y fue un poco desastroso y Miguel me contó un maldito NOTICIÓN que no me puedo creer porque dios, es que no es posible. Con la tontería llegamos a cámara veinte minutos tarde y Noemí se enfadó mucho y la decepcionamos y aunque no tocamos muy bien dijo que podríamos tocar en un concierto el mes que viene, con lo que estoy muy contenta porque hace la tira que no toco en ningún concierto, y bueno, aunque es Mozart, pues siempre está bien.
He tardado desde el jueves pasado hasta hoy en escribir esta entrada y no porque haya tenido que relatar los puntos más importantes de la semana en pocas líneas, si no porque hay algo de lo que quiero hablar pero que no sé, es que es complicado. Siento que la cosa se distancia y que bueno, no sé, por una parte me gustaría ponerle remedio, pero es que me lo haces difícil, a ratos te odio tanto que uf, no sé, incluso a veces pensaba en arrancarte esa cabecita de chorlito y hacerla pedazos con un cuchillo jamonero. Lo único que quiero es que dejes de hacer lo que haces, porque antes éramos inseparables, prácticamente, y últimamente me defraudas, y como dice la canción de Franz Ferdinand, You could have it so much better: the last message you sent I looked really down, that i had to come over and talk about it, well i wasn't down, I just wasn't smiling at you, yeah. A veces parece que estoy triste, o mal, y tú lo malinterpretas porque crees que es por el tema Camisina o tal, pero no, es por ti y no te das cuenta.