Sé que todos lo estábais deseando, pero la verdad es que relatar todo lo que me pasó en Londres sería una historia muy larga y no me apetece demasiado escribirla, así que la resumiré, y he puesto fotos para que no te aburras.
El lunes de la semana pasada no, de la anterior, volví de Inglaterra. Y la verdad es que ya tenía ganas. Tanto tiempo con mi familia me estaba sacando de quicio, con lo que a mí me gusta estar dentro de quicio.
Bueno, el caso es que la cosa fue tal que así:
- Del primer día, el del viaje, no me acuerdo de mucho, salvo de que me levanté como siempre, desayuné como siempre, vi los dibujos como siempre, y luego bla bla bla aeropuerto bla bla bla. Luego subimos al avión y tal y yo me dediqué a leer la revista del avión porque hablaba de festivales de verano y estaba muy interesante y luego no sé si me dormí o qué pero de repente habíamos llegado. Y tenía baba en la mejilla. Así que supongo que me dormí. Bueno, llegamos a Stansted y tal y fuimos a buscar la cosa de los trenes y luego nos subimos y llegamos a Liverpool Street Station y cogimos la Circle/Hammersmith & City line hasta Paddington, y luego caminamos por Craven Road hasta el número 29, y fuimos a la pequeña tienda de ultramarinos de al lado a pedir la llave porque James Innes-Smith la había dejado allí, en la tienda de la Francesa. Y cuando entramos en el apartamento, madre mía, había de todo. Encontramos un portátil en un armario de la cocina, había una Play Station y la tira de juegos, muchísimos pero que muchísimos CDs de todo, desde música clásica hasta Oasis y Yes y tal. Encima del armario de mi habitación también había una caja llena de películas, pero tropecientas había allí, y una terraza a la que nunca salí, y también estaba todo lleno de estatuas que daban escalofríos y libros y en los cajones había tarjetas de crédito y dinero -que fue directo a mi bolsillo, cómo no- y los juegos de la Play Station eran todos de pegarse y de matar e intenté poner el único juego normal que era uno de unos monos y unos plátanos pero no sabía cómo se metían los discos en el aparatito así que lo dejé. Después de cenar fuimos a dar una vuelta por el vecindario y llegamos a Hyde Park y luego nos tomamos un capuccino y pa casina.
- El segundo día me desperté después de haber pasado la noche en vela porque dormir en la misma habitación que mi hermana es el peor castigo que cualquier persona podría ponerme, porque Luzifer se pasa la noche haciendo algo que no tiene nombre ni descripción posible, que es como 'tchp tchp hhhhh ggght chaahh grrr' y cosas muy raras y me molesta tantísimo que haga eso que me puso de muy, pero que muy mal humor. Luego desayunamos scones y cola-cao. Fuimos al Sainsbury's y entonces vi la cosa más inusual que puedas imaginar. Había un hombre de, digamos que de edad avanzada, pagando en la caja, con un loro verde en el hombro. Te lo prometo, el loro era de verdad, se movía, era color verde prado y el hombre lo llevaba en el hombro como si nada. Dicen que por Inglaterra puedes ponerte lo que quieras porque nadie se fijaría, pero eso era demasiado. Luzía y yo lo seguimos hasta WHSmith para sacarle una foto. Cuando salimos del Sainsbury's estaba lloviendo mucho, así que decidimos quedarnos en casa. Después de comer dejó de llover y fuimos a Trafalgar Square y habían montado la parafernalia esa de Harry Potter y tal y estábamos en un cruce y pasó uno de esos autobuses de turistas y un niño gritó: ¡Viva Harry Potter! y la plaza y los alrededores estaban llenísimos y fuimos a merendar a la iglesia que hay al lado, St Martin-on-the-fields, y había un ensayo de un concierto y luego bajamos a la cafetería de la cripta y yo pedí black tea y me dieron black coffee y fue todo un chasco pero me lo tomé igual. Luego vimos a Ron y a Ginny y a Hermione en la plaza pero sin más, no nos interesaba demasiado, así que fuimos a dar una vuelta por Leicester Square, pero también estaba acordonada, y acabamos en una pequeña tienda de partituras de segunda mano y me compré la sonata de Beethoven que necesitaba para este curso y me hice amiga del chico de la tienda y de la señora vieja también. Y le dije que volvería cuando me acordase de qué más tenía que tocar el año que viene. Luego anduvimos un rato más por ahí, y nos fuimos a casa.
El hombre del loro
- El viernes desayunamos scones y cereales otra vez -los scones pronto se convirtieron en un hábito- y fuimos en autobús hasta Picadilly Circus para ir a la National Portrait Gallery, y vimos retratos de Keats y Byron y Haendel y Purcell -el resto no me interesaba demasiado- y me gustó mucho una exposición que había abajo con retratos para un concurso y eran fabulosos, y nada, me gustó mucho, lo de arriba no porque era todo clásico. Luego comimos unos bocadillos en Trafalgar Square y mi padre dijo que si queríamos ir de compras, que él se iba a dar un paseo en bicicleta. Así que nos fuimos por Regents St. y por la parte este de Oxford St. mirando tiendas y me encantó Urban Outfitters, y fue allí donde me perdí, como Amanda en Francia, y salí de la tienda, y volví a entrar y no encontraba a mi hermana, y casi me da algo, porque además la calle estaba superestrecha delante de la tienda porque estaban haciendo obras entonces había dos filas, una en cada sentido, y yo me puse en una y detrás de mí apareció un adolescente borracho -y eso que eran las cuatro de la tarde- que chocó conmigo y luego yo cambié de sentido para seguir buscando a mi hermana y el tipo me siguió y estábamos en el camino del otro sentido y empezó a decir muy alto, con un acento horrible: '¡chica, eh, chica! hooooooola, ¿estás sorda? chicaaa, holaaaa' y entonces vamos, ya me morí de miedo y casi me da un patatús y me había dejado el móvil y el iPod en casa, y volví a entrar a Urban Outfitters por si acaso y ahí estaba mi hermana, mirando unas cámaras y unas blusas tranquilamente. Luego caminamos en dirección Covent Garden, porque habíamos quedado con papá en el mercado. Y me encontré con Manuel, el sobrino de Conchita, y luego nos sentamos un rato en una plaza del Soho a descansar porque estábamos muertísimas, y luego fuimos hasta Neal St. porque nos sobraba tiempo, a Offspring, y nos compramos unos Fred Perrys encantadores, en negro y en blanco, y luego fuimos hasta donde estaba papá, en la plaza del mercado de Covent Garden, y fuimos a tomar el afternoon tea a la Patisserie Valerie, y luego Luzía se empeñó, así que fuimos a buscar un bar que andaba perdido por el Soho que estaba decorado como el Central Perk Café de Friends pero es que no lo íbamos a encontrar nunca porque luego leí que sólo había estado abierto quince días y que estaba Gunther en la barra y todo pero eso había sido hace dos años así que nada. Y con la tontería encontré un montón de tiendas vintage encantadoras por el Soho y aún me acuerdo de dónde están. Y nada, luego fuimos a HMV y compré Contra de Vampire Weekend; la NME; Colour of the trap de Miles Kane; el de The Drums que no sé cómo se llama, supongo que The Drums; uno de Mika, más que nada por la portada, que tiene muchos coloritos; y mi padre se compró una camiseta de los Strokes y no la apeó hasta que ya estaba tiesa de mierda y había que lavarla. Y nada, luego nos fuimos a casa y ya.
Una cosa muy graciosa que vi por la calle, es como cuando empieza el colegio
- El sábado desayunamos scones o croissants, como siempre, o todo a la vez, que también es posible, y fuimos a Portobello Road al mercadillo y todo lo que hay allí. Vimos de todo. Estaba genial porque había una pared de ladrillo cubierta por vinilos, fotos de vinilos enormes de perfil todos apilados calle abajo, idea de Joe Strummer. Estuvimos mi hermana y yo buscando un maldito camafeo una eternidad, y encontramos uno más o menos bonito y más o menos asequible -todos costaban sobre £60 y ése sólo £20, lo cual era una maravilla- y Luzía eligió el mismo que yo aunque yo lo había visto primero y eso me puso del hígado y me cabreé con ella. Luego caminamos hasta el final de la calle, vimos algunas tiendas vintage, y caminamos y caminamos hasta Kensington Gardens, donde comimos un bocadillo, dimos un paseo por los jardines, y subimos a casa a dormir la siesta porque no podíamos más. Y dormí media hora y me quedó la marca de la almohada en la cara pero me sentí tan bien que uf, no había quien me despegase de ahí. Luego nos arreglamos un poco para ir al concierto de St. Martin-on-the-Fields, para el que papá había sacado entradas, y tocaron todo obras barrocas, principalmente Vivaldi, Bach, Haendel, y no me acuerdo de más. Pero nos sobró tiempo antes del concierto así que fuimos caminando hasta White Hall, y vimos al que muere en Cuatro bodas y un funeral que yo pensaba que se llamaba Anthony pero qué va, se llama Simon Callow. Y después del concierto nos fuimos a casa.
- El domingo fuimos a Chiswick House, pero estábamos en Chiswick y no sabíamos llegar así que le preguntamos a una pareja de ancianos que tenían pinta de autóctonos pero ellos también la estaban buscando y nos acompañaron y eran encantadores, y luego vimos la casa y los jardines y eso, que eran muy bonitos, comimos al lado del estanque del jardín, y luego nos volvimos a encontrar a la pareja feliz, y estuvimos hablando y nos dijeron que eran de Dorset, de donde las carreras de piraguas o canoas o lo que sea de las olimpiadas, y nada, charlamos un poco más y luego fuimos a Chiswick Mall, que es una calle que está al lado del río, y las casas eran muy bonitas, y una señora vino y nos dijo que si queríamos ir a su fiesta, que era para sacar fondos para no sé qué de la Cruz Roja, y como el jardín era muy bonito y estaba al lado del río, pensamos '¡qué demonios!' y fuimos, y nos sentamos ahí un rato y vendían helados hechos por una señora de muchos sabores y también cupcakes y bizcochitos y también plantas y mi hermana y yo nos tomamos un trozo de bizcochito, que era de chocolate y sabía a plátano y por mí me habría quedado ahí toda la tarde porque aquello me parecía maravilloso, pero luego nos fuimos, y a la salida le pregunté que cómo había hecho el bizcocho ese, que sabía estupendamente, y luego caminamos por Chiswick Mall y luego fuimos a Richmond, tomamos té y tarta al lado del río, alquilamos unas bicicletas y fuimos a dar un paseo hasta Kew Gardens y luego volvimos, dimos una vuelta por Richmond y nos fuimos a casa.
La fiesta de la señora
- El lunes fuimos a Hampton Court Palace y por un minuto perdimos el tren y tuvimos que esperar media hora. En el palacio había gente disfrazada y era todo muy gracioso porque el hombre que hacía de Henry VIII era igualito que Gabino de Lorenzo. Comimos en un jardín y luego vimos los jardines y el edificio, y había un laberinto enorme y luego fuimos a tomar un té por el pueblo pero eran las seis y la gente ya estaba cenando. Así que cogimos el tren y nos fuimos a casa.
- El martes estábamos cansadísimos, así que decidimos alquilar unas bicis en Kensington Gardens y bicicleteamos por Hyde Park, St James's Park y casi hasta Trafalgar Square pero ahí había mucho tráfico así que lo dejamos. Cuando pasamos por Buckingham Palace había una recepción que luego me enteré por twitter que era la última Garden Party de la reina. Luego volvimos a Hyde Park, dejamos las bicis y comimos en un banco al lado del Serpentine. Luego fuimos a casa a por una chaqueta, que nos quedaba de camino, y anduvimos hasta Little Venice y luego por Regent's Canal al lado del zoo y luego subimos a Primrose Hill, uno de los lugares más bonitos de Londres -todos los días pensaba lo mismo de cada sitio al que íbamos-, lleno de chavales tocando la guitarra tumbados en el prado y eso. Y cuando llegamos arriba vimos un concierto de una banda que se llama The Joke and the Thief, pero que aún no he podido encontrar, no deben de ser muy conocidos. Pero tocaban genial, aunque ya estaba acabando. Además, el que cantaba se parecía un montón a Chase Matthews el de Zoey 101 y uno que pululaba por ahí, a Robbie Ray Stuart, el padre de Hannah Montana. Pero un montón. Y nada, después del concierto una chica echó a unos chicos del banco para que se sentasen los de la banda, así, con todo el morro, y se puso a grabarlos y a hacerles una entrevista. Y había por ahí unos niñinos y les dijo uno de la banda que se sentaran con ellos en el banco, y eso hicieron, entonces empezaron a preguntarles cosas a los niños mientras la chica de la entrevista se ponía de los nervios, y entonces fue cuando el niño del medio -que al parecer se llamaba Johanna- contó que él había escrito su primera canción con diez años -de donde deduzco que su edad debía de ser de unos once, porque más imposible- y que la canción trataba sobre el tiempo, y se llamaba La canción del tiempo, y cuando le dijeron que cantase soltó su famosa frase I'm embarrassed to say... y luego la chica de la entrevista les echó amablemente. Y luego nos fuimos porque ya empezaba a tirar el aire en la colina. Tomamos té con tarta de chocolate y chocolate blanco al pie de Primrose Hill y el hombre de la pastelería empezó a practicar inglés conmigo cuando fui a pagar y me contó que había estado en San Sebastián -no era el primero que me lo decía en toda la semana- y fue muy majo. Luego fuimos a dar una vuelta por el barrio y llegamos a Camden Town y luego nos fuimos a casa.
Robbie Ray y Chase Matthews
- El miércoles fuimos a Camden Lock Market. Y otra vez pensé que era el lugar más alucinante del mundo. Era alucinante. Compré un disco de Oasis, Definitely maybe, y papá el de This is live de The Strokes. Mi hermana se compró una camiseta genial de una jirafa, pero fue un poco timo, porque le costó £15, y yo me compré un camafeo -por fin- y luego comimos allí y yo no sabía que pedir pero al final me decidí e hice un trato con el hombre del puesto de comida turca para que me cambiase la ensalada que acompañaba al falafel por arroz naranja, y aceptó. Luego seguimos dando vueltas por los puestos para que mamá y Luzifer se comprasen unas americanas de terciopelo muy a lo Prince, y luego papá me dijo que comprase algo, pero no había nada que me entusiasmase especialmente, pero se empeñó y tuvimos que recorrer todos los puestos otra vez. Al final desistió, y cogimos un autobús a King Cross porque Luzía se empeñó en ver el andén nueve y tres cuartos ése, porque sus amigas tenían fotos allí y ella también quería, que había como un carrito estrellado contra la pared. Y ocurrió como con el Central Perk Café. Después de dar muchas vueltas y encontrarlo, sólo era un puñetero decorado con un montón de japoneses alrededor. Me dieron ganas de estrellarla a ella también contra una pared. Luego volvimos a coger el autobús y nos bajamos en Baker St. para que Luzifer pudiera ir a la tienda de The Beatles, al lado del museo de Sherlock Holmes, y comprarse la maldita camiseta del Yellow submarine. La tienda era maravillosa pero un timo todo. Había teles con conciertos de The Beatles y cuando yo llegué estaban tocando I wanna hold your hand y She loves you. Pero estaba demasiado enfadada como para disfrutarlo. Luego fuimos a Piccadilly y por fin pude ir a HMV otra vez y mientras miraba los discos de la 'M' mamá me dijo que nos íbamos entonces me puse de peor humor y fuimos a la tienda de las partituras de Cecil's Court, y el chico que había no era el de siempre, pero fue aún mejor porque había uno que se parecía a Luke Pritchard y que además me sonaba de algo, no sé si de verlo por la calle o qué, pero era un soso asqueroso, y compré las suites francesas de Bach y luego caminamos hasta Covent Garden a tomar té y tarta, como siempre, en Canela's, un bar portugués, que está muy cerca de lo de Seven Dials, porque fuimos a Neal's Yard pero ya estaba todo cerrado. Y luego, no sé cómo, volvimos a Picadilly y por fin pude comprar lo que me apeteció en HMV en paz, What did you expect from the Vaccines? de The Vaccines y Making Dens de Mystery Jets. Y cuando salía de pagar encontré £1 en el suelo. Y entre los discos y eso me puse muy contenta. Y luego papá fue a comprar tickets para Mamma Mia pero no quedaban.
- El jueves fuimos a perdernos por ahí, a Osterley Park, una casa preciosa con un lago y una pradera maravillosa. Incluso tenían una librería de segunda mano para sacar dinero para la National Trust y yo adquirí Much ado about nothing por £2 y un libro sobre Van Gogh por £1. También había una tienda donde un gentilhombre vendía los productos que cultivaba allí mismo, y compramos medio kg de tomates, con los que fui cargando a la vuelta en el metro. Íbamos a comprar huevos también, pero no llegarían vivos al apartamento. Visitamos la casa, el jardín y la pradera, y comimos en el jardín, pero lo que pasa con esos sitios tan lejanos y poco turísticos es que están llenos de viejos. Luego dimos un paseo por la pradera, me quedé un cuarto de hora mirando una ardilla. Luego volvimos a casa, pero ya era tarde para tomar té, así que fuimos a una pastelería, compramos cuatro trozos de tarta y nos los comimos en casa, con té. Luego nos adecentamos un poco y cogimos el metro hasta el Southbank Centre, donde habíamos quedado con los padrinos, a saber Chiqui, Tito y Xurxo. El lugar era una librería que había en el Royal Festival Hall, a las siete. El caso es que no encontramos la librería, y recorrimos todo el Southbank Centre y resulta que era Foyles, que estaba en el piso de abajo. Y mientras esperábamos, Luzía y yo jugamos a encontrar a Willy o Wally, pero estaba muy difícil, y por fin llegaron los padrinos, y querían ir caminando hasta el Town Hall desde allí, pero era demasiado, así que decidieron ir a un centro comercial que hay al lado de St. Paul's, para ver la vista, pasando por la Tate Modern y el Millenium Bridge, pero era una memez, y en la terraza sólo había fiestas privadas y ningún sitio para cenar, así que caminamos por Fleet St. buscando un sitio para cenar, pero hasta el Starbucks estaba cerrado, aunque el Wagamama no, pero yo ese lugar no lo pienso volver a pisar en mi vida. Luego llegamos a Covent Garden, estábamos muertísimos de cansancio, pero un montón, giramos hacia el Soho y al final acabamos en el Canela's, el de ayer, cenando una quiche lorraine a las diez y algo, y a las once pasamos por Chinatown hasta Picadilly para coger el metro y pasamos por Earlham St. y vi las tiendas maravillosas que había visto el otro día pero que no me acordaba de dónde estaban, y cuando me subí a las escaleras mecánicas por poco me desmayo del cansancio y en cuanto toqué la almohada me dormí.
- El viernes fuimos a Richmond otra vez, a ver la Ham House, pero resulta que cerraban la casa precisamente los viernes, aun así pudimos ver los jardines, porque no era plan de dar la vuelta después de haber cogido el metro, un autobús, y haber caminado un montón. Además la tía me timó porque le pedí un family ticket y me dio cuatro adult tickets, será puta. Luego vimos los jardines y comimos y me quedé dormida en un banco. Como una hora o así. Y cuando me desperté mi familia me había abandonado. Luego, a las tres, tomamos el té con tarta y fuimos a dar un paseo por el Thames desde la Ham House hasta Twickenham o más allá y luego volvimos y aunque estábamos muertísimas llegamos hasta Richmond, o sea, dos millas más allá de la Ham House, y tardamos como cuatro horas, porque era larguísimo el trayecto, y llegamos hasta donde habíamos cogido las bicis el día anterior que habíamos ido a Richmond, y luego paseamos por el pueblo y nos fuimos en tren o en metro, no sé, y luego cenamos fish & chips pero yo pedí falafel y sabía fatal.
- El sábado fuimos a la Red House, que está no me acuerdo dónde. En Bexleyheath o Blackheath o algo así, creo. Después de mucho preguntar para llegar, llovía a cántaros y mi paraguas de la Union Jack estaba hecho un desastre, así que esperamos bajo una parada del bus hasta que paró un poquitín y luego llegamos y una señora típica inglesa nos enseñó la casa, la primera casa construida según modelos modernos -papá me dio mucho la tabarra con eso- y lo que más gracia me hizo fue un espantapájaros que había en el jardín que se llamaba Will. Luego nada, llovía tanto que nos fuimos, y nos bajamos en Charing Cross y fuimos a la Banqueting House, lo único que queda del White Hall, pero tampoco tenía mucho que ver así que nada, fuimos a Westminster, bueno, cerca, porque no nos habíamos acercado en todas las vacaciones, y luego fuimos en metro hasta South Kensington y tomamos té y tarta y caminamos por el barrio y por Chelsea y hay unas casas preciosas y luego fuimos al supermercado y de repente vi que Elena me había llamado tropecientas veces así que la llamé y me hizo mucha ilusión hablar con ella y con Amada y con Patricia, y me dio muchísima envidia porque estaban en Londres también, que habían venido el fin de semana desde York, y estaban en el Hard Rock Café y luego iban a salir y su hotel estaba en Picadilly y mientras tanto yo estaba en el Sainsbury buscando alguna mierda para cenar y casi me muero pero no. Les dije que vinieran al apartamento, que total estaba ahí al lado de Hyde Park si querían cenar y además luego mis padres iban a ir al pub a tomar unas cervezas y así podríamos dar un paseo pero no. Así que me fui a dormir llena de pesadumbre o como se diga.
- El domingo me desperté y papá me dijo que si quería ver a Elena y a Amada y a Patricia, así que papá hizo un pacto conmigo y como ellas iban a ir a Camden y nosotros a Hampstead, que quedaba todo en la Northern Line, me dejó quedar con ellas a las once y media en la estación de Camden y a las tres venía a buscarme, y por fin vi a Elena y a Amada y a Patricia y también estaba Andrea y Candela y luego me encontré con Chechi y Carmen y Andrés, que se acordaba de mi braquini, y a todo el mundo y me hizo mucha ilusión, pero eso fue después, porque primero fuimos a ver Camden, pero ellas no sabían lo del Camden Lock Market, así que las llevé, y nada, vimos los puestos y la tienda fabulosa esa que se llama Funky no sé qué pero resulta que a las doce y media se tenían que ir al Museo de Historia Natural, y Roge me dijo que podía colarme y papá que fuera, pero no era plan y además yo quería ir a Hampstead también, así que a las doce y media pasadas me despedí de todo el mundo y cogí el metro hasta Hampstead, y fui a la 2 Willow Road, que era otra casa interesante, y era preciosa, me encantó, había sido construida en los años '30 y todos los cachivaches eran maravillosos y preciosos y me gustó muchísimo la casa y todo. Después estaba lloviendo, así que no pudimos sentarnos en el parque a comer y tuvimos que hacerlo bajo el techo de la estación del Overground de Hampstead, y al lado había un puesto de fruta y un chico puso el disco de Vampire Weekend Contra. Luego fuimos a un café y nos tomamos unos capuccinos y luego fuimos a la casa de Keats, y cuando llegamos había en el jardín una obra de teatro en la que salían John Keats, Percy Shelley, Byron, Mary Shelley, Charles Brown, Fanny Brawne, y luego no sé a qué cuento salía Edgar Allan Poe -la mayoría estaba en inglés antiguo y no entendí ni patata- y era genial verlos actuar y recitar y cantar y el que hacía de Byron se parecía a Finca y también había una mujer tocando el violoncello y nada, ahí estuvimos viéndolos un rato y luego fuimos a ver la casa, cuando acabó la obra, que fue maravillosa, y después fuimos a tomar té al mismo sitio que habíamos ido hace ocho años, la primera vez que fuimos a Londres, cuando Luzifer y yo éramos unas renacuajas, pero yo me acuerdo del sitio y me acuerdo de que tomamos tarta de chocolate, pero cuando llegamos ya estaban cerrando, así que fuimos a otro sitio y tomamos el último afternoon tea y la última tarta, de chocolate, por supuesto, y luego paseamos por Hampstead, y luego nos fuimos a casa a hacer las maletas y a dormir.
The Romantics
- Y el lunes nos fuimos. Y descubrí que mientras hacíamos las maletas mamá metió por error el disco de James Innes-Smith Definitely Maybe en la caja de mi disco y ahora tengo dos.