viernes, 1 de julio de 2011

Gandioso

Estuve en Gandía de domingo a viernes. Lo cierto es que, aunque fui un poco escéptica al respecto y estaba convencida de que no saldría nada bueno de aquella experiencia, fue genial. Una larga, larga historia con la que darle la tabarra a mis nietos como mi abuela hace conmigo.
  • Domingo. Me levanté a las 4:44 de la mañana, exactamente, con la maleta casi preparada y tal. Me arreglé un poquitín y a las 5:30 me subo al coche. Y en ese momento me doy cuenta de que no llevo la autorización de mis padres, ni siquiera la había imprimido. Mi padre, cómo no, se puso de mal humor, y tuvimos que encender el ordenador corriendo, imprimirla y tal. Muy rápido. Así que al final salimos a las 5:45, más o menos. Llegamos al aeropuerto a las 6:20, y esperamos a que llegasen los demás. Vinieron Ángel, Carmen, Alma y Pepelu. Resulta que Magda no viene, porque estaba enferma. Creo que ya sabes cuál es mi opinión al respecto, pero voy a ser sutil. Me dio mucha pena. Bueno, total, que embarcamos, los papás estaban todo el rato: 'acuérdate de tal y de cual, llámame cuando llegues' y bla bla bla. Despegamos, y nada, todo muy tranquilo, me marginaron en otra fila de asientos pero sobreviví, estuve mirando la revista de Iberia, que había un artículo sobre festivales del verano, y con un rotu de colores corregí Fuzzy White Casters, que estaba mal escrito. Aterrizamos en Barajas, y fuimos corriendo corriendo por toda la T4 a buscar la puerta de embarque del siguiente vuelo porque el tiempo que había era muy pequeño. Al final nos sobró la tira, así que desayunamos nuestro sandwich, manzana o lo que fuera. Embarcamos again, y nos metieron en un cacharro enano de cuatro asientos por fila y motores en la cola que parecía de juguete. Daba cosa, pero bien. Me pasé el vuelo viciando al Guitar Hero. Desde el aire vimos Valencia y el Palau de las Artes y las Ciencias, no muy importante de no ser que es allí donde tiene lugar el MTV Winter. Aterrizamos en Valencia y nos pusimos a buscar el autobús para Gandía. Ahí hubo mucho despiste, pero al final parecía, y sólo parecía, que lo habíamos encontrado. Le preguntamos a un autobusero que había en la supuesta parada y nos dijo que nos llevaba él, y empezamos a hablar de Asturias, del tiempo, y tal. Nos subimos, y éramos los únicos en el autobús, y resulta que coge y nos lleva a la estación de autobuses de Valencia, nos suelta ahí y nos dice que busquemos el autobús que nos lleva a Gandía, que andaba por ahí. Supuestamente el viaje era directo, pero bueno. Encontramos el siguiente autobús, con un autobusero muy parecido al del viaje anterior, y vamos. Llegamos a la estación de Gandía con un calor horrible, y nos ponemos a buscar el camino hacia el hotel. Y llegamos. Y había un par de monitores y esperamos a que nos dieran nuestra habitación. También había un par de chicas por ahí, Haya y Raquel. Comimos una ensalada y pollo y hale, luego no me acuerdo de lo que hicimos, supongo que desempaquetar las cosas y tal. Luego fue llegando el resto de la gente, y a las seis nos fuimos al campus de la universidad a que nos dieran la bienvenida y etc. Entonces fue cuando conocí a Pau. Le gustaba el indie y tal, así que bien, muy bien. Pero no sabía lo que iba a llegar después. Nos repartieron los grupos de tal, a mí me había tocado ser Gauss, y también había Euler, Pitágoras, y Ruffini -de esos no se sabía nada nunca. Muy friki todo. Después de la conferencia esa, estuvimos un rato charlando fuera y luego volvimos al hotel, creo. La que compartía habitación conmigo tenía una gemela, y me dijo que ella y su gemela se iban a dormir a una habitación con otras tres, así que me dejó el cuarto para mí sola, lo cual me vino genial, porque era justo lo que quería. Cenamos -lo mejor es que había buffet libre- y fuimos al sótano a jugar a míticos juegos de presentación y tal, y luego nos fuimos a la habitación de Ángel, que era de cuatro, enorme, y vinieron todos también, y estuvimos haciendo el chorras hasta que llegó el monitor de mi grupo y nos echó. Entonces me fui a mi habitación y estaba superperdida porque cada uno estaba en un sitio y no me sabía los números de las habitaciones de los demás, y mi teléfono no funcionaba y me puse a ver la tele. Y luego no sé quién vino a rescatarme y luego no me acuerdo muy bien de lo que hicimos, creo que fuimos a la 107, la de Carmen y Cristina. O igual no, no me acuerdo muy bien, creo que vagabundeamos por ahí de habitación en habitación, y luego, al final, nos fuimos a dormir y nada, eso. Carmen vino a mi habitación y le estuve comentando qué chicos monos había encontrado, entre los cuales figuraba JB, el más importante, sin duda.

  • Lunes. Me desperté muy, pero que muy desorientada, como siempre en realidad, y menos mal que estaba ahí Carmen, porque así me centré un poco. Me preparé en un poquitín y a las 9:00 bajé a desayunar. Por la mañana fuimos a nuestro primer taller, fractales. Habíamos estado cachondeándonos de los fractales todo el viaje, porque desde que Piñi -nombre cariñoso para La Piñuda, aportación de Ángel- habló de ellos, ése fue el tema más sonado del campamento. El taller estaba genial, al principio hubo que pensar pero luego ya no. En el almuerzo -o lo que los valencianos llaman 'almuerzo', que en realidad es el 'pincho'- bebí zumo que parecía tener somnífero, porque en la siguiente hora y media de taller me casi dormí, hasta el final en el que pusieron este vídeo:


  • Seré una friki pero este vídeo es la leche, me encanta. Va sobre Benoît Mandelbrot, un tipo que hizo algo importante referente a los fractales, pero la verdad es que no me acuerdo de qué, ah, sí, algo sobre el fractal ése de la calabaza con verrugas. La canción mola muchísimo. Y lo más alucinante es que he encontrado la letra de la canción. En serio, mírala, mola mucho. Bueno, después de los talleres salimos del sitio con aire acondicionado y caminamos por las tortuosas y calurosas calles de Gandía pueblo para asarnos de calor y volver al hotel a comer. Después hubo tiempo libre, hasta que tuvimos que volver a salir para ir a visitar la ciudad y el Palau Ducal dels Borja y eso. Y en todas partes veíamos fractales, muy alucinante. El Palau ése estaba bien y tal, y luego nos dejaron tiempo libre para ir a dar una vuelta por Gandía pueblo. Lo cierto es que sólo había una calle o dos decentes, y dimos una vuelta, tomamos un refresco y tal y fuimos a un puente que se movía pero daba cosa así que dimos la vuelta. Luego volvimos al hotel, cenamos, jugamos mucho a las cartas y eso -no me acuerdo bien de lo que hicimos pero supongo que eso porque es lo más probable- y por la noche nos pusieron una peli sobre mates que elegimos nosotros. Lo más alucinante es que entre las opciones, como Una mente maravillosa y El indomable Will Hunting estaba Chicas malas. Eso fue matador. Al final, por mayoría aplastante, salió Los crímenes de Oxford. Esa película me gustó un montón, me tuvo toda la noche en tensión, abrumador. Luego, por la noche, la gente vino a mi habitación, porque era entera para mí y porque tenía acceso a la terraza. Estuvimos charlando y tal, pero al final la gente se fue a dormir y quedamos sólo Pau, David, ¿Dionisio? -creo que era él- y Alfonso. La cosa no estaba nada animada, estuvimos un rato jugando al cuadrado -ganamos Alfonso y yo siempre- y luego dije que si jugábamos a algo más interesante, pero en vez de eso, se pusieron a dibujar triángulos y rayas y puntos y cosas en un papel, así que a mí me entró el sueño, y cuando eso ocurre, digo cosas incongruentes que no recuerdo, y al parecer, eché a los pobres de la habitación, así que se fueron y yo me quedé dormidísima -no recuerdo nada desde que empezaron a hablar de la conjetura de Goldbach.

  • Martes. Me desperté en un mar de baba con la ropa normal puesta, completamente despistada, como cada vez que me despierto, y asustada porque pensé que era tarde y llegaba tarde a desayunar, pero qué va. Desayunamos y tal y fuimos al campus al siguiente taller. A Gauss nos tocaba el de papiroflexia. Casi me quedo dormida con la presentación, pero luego empezamos a hacer florecitas y estrellas muy chulas con papeles de colores y ya me desperté. En el recreo me abstuve de beber zumo, no fuese a ser que tuviese somnífero otra vez, y fui a preguntarle al profe de la papiroflexia que qué figura íbamos a hacer luego. Y nos tuvo a Alfonso y a mí un cuarto de hora de nuestro preciado recreo hablándonos sobre no sé qué -no escuché nada, sólo asentía- de papiroflexia y bla bla bla y que si los colegios y las matemáticas y los poliedros y tal. Al final nos soltó, y seguimos haciendo el rombododecaedro con papeles de colores. Llevaba doce módulos. Fue una tortura. En cuanto lo acabé -en una hora y algo- salimos y estuve jugando con él como si fuese un balón, y cómo no, se me deshizo, porque no lleva pegamento. Fuimos caminando y me encontré con el Peggy Sue's, pero estaba cerrado, o sea, no porque no era el horario ni nada, si no cerrado para siempre. Qué mal. Comimos y eso y luego alguna gente se fue a echarse la siesta, y yo debería haberlo hecho, pero no, y al final no sirvió para nada no dormir, y perdí dos horas a lo tonto. Además el pesao de Pau estaba dando la tabarra con lo de las canciones del Furor de por la noche así que era un rollo. Fuimos a la habitación de Carmen y estuvimos unos cuantos jugando tranquilamente al culo -no estaba Buff, así que bien- mientras veíamos Bones, y casualmente estábamos todos en silencio, pensando en qué cartas echar, cuando de repente oímos que Ángela le dice a no sé quién que le va a regalar a Brennan una fotografía fractal de un hongo o no sé qué, y más tarde estaban todos abriendo los regalos, se la da, y luego otro le dio a otro un pájaro de papiroflexia. Muy asustante. Luego bajamos y fuimos a una conferencia sobre la carrera de las Matemáticas y qué salidas tenía y cuánto trabajo había y tal. Como a mí no me va lo de estudiar eso, me dediqué a actualizar mi agenda, que hacía que no escribía en ella una semana y algo. Cuando acabé ya empecé a escuchar pero era un poco rollo y una sobrada enorme a la vez, así que me entró mucho sueño, pero no me dormí. Y al final de la charla, el que la dio, Rafa, el director del campus, nos dijo dónde había comprado sus camisetas, que eran todas de matemáticas, como una que tenía que era el número pi hecho de todos los números -bueno, todos no, que son infinitos- que lo forman. Entonces no sé qué dijo de que iba a ir a su habitación a cambiarse de camiseta y que no se la robásemos y dije yo en plan de coña: '¿y dónde exactamente la vas a dejar?' y me dice, con mirada picarona: 'hace mucho que no le digo esto a nadie, pero en la habitación 406, pequeña' y yo me quedé alucinando y me dio mucho miedo y él en plan: jejejeje. Cuando por fin acabó, fuimos a un concierto de un quinteto de viento de la Universitat de València, en el Palau éste de siempre. Resulta que nos reservaron sitios a los del campus, junto con los jubilados. Nos sentamos y nos dedicamos a hacer papiroflexia con el programa. Luego salieron los chicos que tocaban, se pusieron a preparar sus partituras y tal, las posaron en el atril, y salieron volando. Las sujetaron con pinzas, y salieron volando otra vez. Al final los pobres decidieron empezar igualmente, y en cuanto empezaron a tocar, las partituras volaron y se cayeron por el escenario y los pobres músicos tenían que pararse a recogerlas mientras los demás seguían tocando. Fue un poco caótico pero la gente los aplaudió mucho igual. No recuerdo bien lo que tocaron porque yo no tenía programa, pero sé que sonó Sevilla, Granada y Asturias de Albéniz y unas obras de un tipo que no tenía más de 30 años, que todavía vivía, según las fechas que ponía el papel y que sonaban muy parecidas a la música de Kill Bill. Mientras empezaba el concierto y no, estuvimos jugando al pinpón y escuchando a unas señoras inglesas que teníamos detrás. Cuando acabó el concierto, apareció una señora detrás de mí, rubia y con ojos azules, y yo pensé: 'meca, una de las inglesas' y me preguntó que qué hacíamos ahí, que de dónde veníamos, que tal y cual. Y yo pensé: 'muy bien, habla español, pero supongo que no muy bien, así que le voy a contestar muy despacio'. Y empecé a decirle, como si la pobre señora fuese retrasada, que estábamos allí para aprender y tal en un campamento de matemáticas, todo despacísimo, silabeando y todo, y debió de pensar que era idiota o algo, y luego se fue y me di cuenta de que no era una de las inglesas y que la había cagado pero bien. Bueno, total, que volvimos al hotel, y eso, cenamos, como siempre, y faltaba agua, como siempre, y luego bajamos al sótano para hacer lo de Furor, lo de chicos contra chicas. Y obviamente ganamos las chicas, porque el Singstar era siempre bueno con nosotros, y porque teníamos muchos más puntos, y bueno, en las preguntas de matemáticas igual no nos lucimos tanto -los chicos son todos una panda de frikis- pero aún así ganamos, lo de mímica y tarareo también, así que chachi. Y yo canté la de Beautiful Day de U2 junto con Hayat y he de decir que nos salió muy bien, además así determinó el Singstar. Y bueno, luego seguimos jugando al Singstar, pero nos fuimos a 'dormir' y tal, a la habitación de Carmen, y allí estábamos todos, y nos pusimos a jugar al Psicólogo, y madre de deu, qué risa, salió Alejandro, que era el único que no sabía jugar, y estuvo una hora para medio adivinar qué enfermedad teníamos todos, que era que cada uno era el de su derecha, pero madre, se cebaron con él de lo lindo. Y yo aproveché para fastidiar a Ángel y a Alfonso pero al final fueron ellos los que me fastidiaron a mí. Entonces luego decidimos jugar al Psicólogo 2 y nos obligaron a Ángel y a mí a salir y entonces yo me mosqueé muchísimo porque no me enteraba de qué era lo que pasaba y pensé que era que si la pregunta empezaba con un pronombre era que no y si empezaba con otra cosa era que sí pero luego vi que no era eso, pero no sé cómo me di cuenta, algo pregunté sobre queso de cabrales y dijo una: 'queso de cabrales sí, queso de cabra no' o al revés, entonces me di cuenta, no sé cómo, de que si acababa en vocal era una cosa y en consonante otra, y sí, era eso. No andaba muy desencaminada con lo de los pronombres. Luego íbamos a jugar a más cosas pero al final lo dejamos y si no recuerdo mal, estuvimos haciendo el chorras, y luego por el balcón entraron los de al lado y la de dios y luego armamos tanto escándalo que alguien tocó a la puerta, y estábamos todos dentro así que sólo cabía la posibilidad de que fuera un monitor, y todos corrimos y nos escondimos, y yo me escondí detrás de la pirámide del Louvre que había en el patio, con Ángel y otro que no me acuerdo de quién era, igual era ése de Córdoba, no sé, ni idea, pero luego el monitor se fue, volvimos a entrar, y volvió a pasar lo mismo, y yo me escondí debajo de la cama, pero vi que la gente seguía hablando y caminando y pensé: 'na, si no hay nadie aquí eh' y salí, lo cual fue un error, porque estaba reptando para salir de la cama y me encontré con la chancla del monitor, y lo único que se me ocurrió decir era que estaba durmiendo allí debajo pero que me entró claustrofobia y tuve que salir. Total, que me fui a mi habitación, me encontré con una durmiendo en el sofá del pasillo, y luego salté por el balcón y volví a la habitación, pero al final nos fuimos todos y Carmen vino a dormir a mi habitación.

  • Miércoles. Cuando me desperté empecé a soltar cosas incongruentes, como siempre, de las que ya no me acuerdo, algo sobre el despertador, que si había sonado, y que dónde estábamos y tal. Se me va mucho la pinza. Luego bajamos a desayunar, y nada, como siempre, y luego fuimos al penúltimo taller. Tocaba criptografía, con el señor ése tan raro. Al principio casi me quedo dormida detrás de la pantalla del ordenador, pero luego pensé que pobre hombre, e intenté atender. Además el señor puso unos vídeos graciosísimos, y muy, pero que muy frikis, como éste:


  • y después del recreo, la siguiente hora y media, estuve casi atendiendo, bueno, mirando mi twitter y algo que me había contado Charles pero que no había tenido tiempo de mirar, eso de lomografía, algo desconocido para mí. Pero lo cierto es que me gustó mucho, así que en cuanto volví al hotel cogí la cámara que no había sacado de la maleta en todo el viaje, y aunque es una patata de cámara, pues a partir de entonces la llevé siempre conmigo. Volvimos al hotel, comimos, y luego aproveché para echar la siesta y no estar cansada para por la noche, porque además luego íbamos a ir a la playa. Los monitores dijeron que había que estar allí a las 15:45, pero yo pensé que era a las 16:45, y dije: 'coño, una hora y pico para dormir, la leche' y subí, puse el despertador para las cinco menos veinte, me cambié la parte de arriba del bikini, pero la otra dije: 'bueno, ya me la cambio cuando me despierte, que me da tiempo' y me eché a dormir. Soy idiota. ¿Por qué? Porque me confundí de hora, y a las cuatro me sonó el teléfono, y alguien con acento andaluz, que yo pensé que era Alfonso, me dice, todo tranquilo: '¿no vienes a la playa?' y yo le contesté: 'claro' y me dice: '¿entonces qué haces que no estás en el autobús?' y entonces me di cuenta de todo, al mismo tiempo en el que alguien llamó a la puerta, era Carmen, así que cogí lo imprescindible, o sea, la toalla y el bolso, y me fui corriendo porque llegaba veinte minutos tarde. Y cuando llegué al autobús me acordé de todo lo que se me había olvidado. Entonces, una vez en la playa, decidí meterme sólo hasta la rodilla, con los pantalones cortos puestos, pero luego me apeteció tanto meterme que pensé: 'a la mierda, con ropa o sin ropa' y me iba a meter pero poco después pusieron la bandera roja porque había mucha resaca así que mejor que no me hubiese bañado porque no había servido para nada. Así es que estuvimos jugando al cuadrado un rato -Alfonso y yo ganamos siempre- y luego fuimos él y yo a ver qué hacían Pau y David y estos, y era increíble, pero estaban hablando de mates incluso en la playa. Alucinante. La gente estaba tomando el sol o bañándose en la orilla o jugando al vóley playa y estos tíos hablando de matemáticas y de teoremas y de conjeturas. Luego fuimos a dar un paseo por el paseo, valga la redundancia, y fuimos a alguna tienda de recuerdos y tal, y me compré un helado de mango pero yo lo quería de cucurucho y la chica me lo dio de tarrina, y en una tienda había una especie de bolas raras pegajosas y asquerosas y me daban mucho repelús verlas, e incluso no permitía a nadie que las hubiera tocado acercarse a mí, pero Alfonso encontró ahí una buena oportunidad para tocarme las narices. Luego estábamos en un sitio y de repente vemos que a Pablo lo agarra un señor por detrás, le tapa los ojos y se lo lleva, y yo como: '¡meca, que lo secuestran!' pero no, eran sus padres, que estaban allí de vacaciones. También queríamos comprar 'chuches' pero nadie quería así que al final nos aguantamos, aunque sabíamos que sin 'chuches' iba a ser imposible aguantar a Pau. Luego volvimos al hotel y cenamos y tal y luego bajamos al sótano, porque era el último día, y nos sentamos todos y nos dieron unos diplomas y tal y había que darle dos besos al director, Rafa, y a mí me cogió de la cintura y me los dio muy efusivamente, tanto que parecía que me iba a golpear la cara, y nos tenían que sacar una foto y yo pensaba que el que la sacaba era uno pero resulta que no y yo me quedé mirando a ése como si me estuviese sacando una foto pero no era él, si no uno que estaba bastante a su derecha, así que salí mirando para otro lado. Luego entregaron diplomas a los monitores, y cuando Rafa le entregó el suyo a Elena, la de fractales, ¡le dio un beso en los morros! ¿Cómo se atreve? ¡Es mi novio! Bueno, después de eso, nos dijeron que subiésemos a dejar los diplomas y eso a la habitación, momento que aprovecharon para quitar todas las sillas y poner vasos y comida y tal en una mesa, apagar las luces y poner música. Y montaron ahí una 'fiesta' y ahí estuvimos pidiendo música y tal que apuntaban en una lista y luego ponían, y también estuvimos un rato pequeño con el Singstar, pero luego ya no, y la gente se fue yendo pero nosotros no queríamos dormir porque era la última noche y bueno, había que pasarlo bien, y si no dormíamos lo íbamos a sentir menos, junto con una taza de café por la mañana, así que nos quedamos ahí hasta las cinco y media de la mañana, y dos pobres monitores nos estuvieron haciendo compañía. Yo, al principio, estaba ralladísima, porque no me hacía gracia lo que estaba viendo, o sea, es que había una niñata que no dejaba de perseguir a JB y eso me estaba poniendo del hígado, pero luego me relajé, aunque seguía del hígado, y cuando pusieron canciones como It's my life, Are you gonna be my girl y tal me hinché a saltar y a berrear y estaba tan cansada que me relajé mucho, me tiré sobre una silla y me calmé. Luego la niñata se fue a dormir, cosa que me sorprendió mucho, así que bien. Y allí estuvimos hasta las cinco y media o así, cuando los monitores nos dijeron que nos fuésemos a freír. Y entonces subimos a la habitación de Alma, y allí estuvimos un rato, pero había demasiada gente y eso me puso muy del hígado otra vez, así que me tumbé, y casi me quedo dormida, entonces cogí el iPod y le dije a Cristina: 'despiértame en una hora, que voy a dormir la siesta, luego estoy un poco despierta y luego vuelvo a dormir otra vez' y me dice que para qué hago eso, que es mejor dormir de un tirón, y entonces me cabreé subconscientemente y le dije que a ella que qué más le daba, que así descansaba pero no dormía, y que me dejase en paz porque me iba a enroscar como un caracol y a dormir. Y dicho esto, me quedé frita. Más tarde me desperté y decidimos irnos a otra habitación porque la gente de ésa quería dormir. Así que nos mudamos a la de Carmen, y por el camino Pablo de repente se asustó así, sin más, y nos asustamos todos a la vez, y fue muy raro. Entonces estuvimos ahí en la habitación de Carmen intentando no dormirnos, pusimos la tele pero había conciertos de música clásica en todas las cadenas, y eso da más sueño aún, así que nos tumbamos ahí y poco a poco nos fuimos quedando dormidos, y yo sólo oía partes de conversaciones, y a veces decía mis usuales incongruencias, y lo que recuerdo fue hablar de enroscarse como un caracol, de la babosa, de Carmen imitando a La Gato y a La Piñuda, de los Alejandro, Alejandra, Alesandro y Alesandra que había en el pueblo de uno, de la temperatura que había en Oviedo al día siguiente, de Carmen cuando se enfadó tanto porque la gente no cerraba el balcón y le entraba frío, y de eso se quejó como cinco veces, pero bueno, entonces ya era muy por la mañana, y también recuerdo que de repente me desperté porque Alfonso me roncó en la cara y Carmen me iba empujando más y más con el codo, y luego nos acabamos quedando fritos casi todos, bueno, hubo gente que resistió, pero no sé cómo lo hizo, la verdad. A las ocho y algo nos despertamos y la maleta estaba sin hacer.

  • Jueves. Me volví a mi habitación a prepararme, a recoger mis cosas, a hacer la maleta, etc. Casi me muero de sueño. Lo recogí todo, bajé la maleta, desayuné, y nos fuimos a nuestro último taller, Matemáticas y cine, y estuvo muy bien, aunque como había que apagar las luces y tal, me quedé dormida como diez veces, y no exagero, me apoyé sobre la mesa y cerré los ojos y me desperté cuando para mí ya había pasado una eternidad, y luego me dormí con la cabeza recta y de todo, porque aunque había trozos de Futurama que eran entretenidos, luego había preguntas sobre cultura general y matemáticas, y ahí si que ya no pude más. Y lo más gracioso es que yo estaba en segunda fila, éramos catorce, y no me dijo nada, y a uno que estaba al fondo del todo lo riñó. Luego en el recreo fuimos a imprimir nuestras tarjetas de embarque y había para comer horchata con esos palitos de bizcochito que no sé cómo se llaman pero que se toman con la horchata. Después del resto del taller de Matemáticas y cine -o Cine y matemáticas, da lo mismo-, en el que estuvimos viendo los acertijos de la tercera parte de La jungla de cristal, con lo de Saint Ives y las garrafas de agua -uno lo acerté yo y estoy muy orgullosa de ello-, fuimos a comer otra vez. Era nuestro último momento juntos, así que aprovechamos para quejarnos de la falta de agua y llenar una botella de vinagre y ponérsela a los monitores -fue idea de Pau, a mí no me gusta malgastar el agua, y además, como fue idea suya, sistemáticamente yo estaba en desacuerdo. Ay, pobre, igual lo masacré demasiado. Bueno, el caso es que comimos y tal, y luego nos sentamos todos fuera y nos fuimos yendo poco a poco, y vimos a los padres de Calcetines, que son iguales que él, y todo eso, hasta que a las tres menos algo fuimos caminando a la estación de autobuses de Gandía, tirando de nuestras maletas bajo el sol abrasador. Al final llegamos y nos encontramos con el segundo autobusero de la ida, y le preguntamos y repreguntamos que si su autobús nos iba a llevar al aeropuerto de Valencia, y nos juró y perjuró que sí. Total, que nos subimos, y todo muy bien -sobando- hasta que me despierto preocupadísima por si ya habíamos llegado y no nos habíamos bajado del autobús a tiempo -yo y mis paranoias somnolientas- pero luego nos metimos en Valencia y nos dejó en la estación, esa que está al lado del Corte Inglés. Y ahí nos dejó, y nos dijo que esperásemos ahí, que en media hora -a las seis- llegaría otro autobús que nos llevaría al aeropuerto. Y teníamos que embarcar a las seis y media. Total, que estuvimos ahí esperando, fuimos a preguntar a ver cuándo salía, porque en la pantalla no decía nada, nadie nos podía aclarar lo que pasaba, el autobús no llegaba y eran más de las seis, y había otra señora con el mismo problema, pero su avión no salía en una hora, con lo cual estaba más tranquila. Al final vimos que ahí, nada de nada, y a las seis y cuarto, con el tiempo justo, cogimos un taxi para el aeropuerto, y de paso aprovechamos para ver la ciudad, que es muy bonita. El taxista iba a mil por hora en una avenida de cuatro carriles por sentido, y a mí me estaba poniendo muy nerviosa, porque me daba la sensación de que nos íbamos a chocar enseguida, pero claro, es que estoy acostumbrada a las velocidades a las que va mi madre, que nunca sobrepasan los 50km/h. Al final, llegamos sanos y salvos al aeropuerto, y corrimos corrimos al control porque llegábamos un pelín tarde. Entonces me pongo a buscar mi DNI, y no lo encuentro. Y me entró el pánico. Y revolví toda la maleta ahí delante de todo el mundo, y seguía sin encontrarlo. Carmen y Alma pasaron el control, pero Ángel se quedó conmigo, y fuimos a la policía, y por ellos podríamos pasar, pero el problema era si la compañía nos dejaba, y yo muerta de nervios, haciendo cola para pasar el control, y el vuelo salía a las 19:05 y eran las 19:01, y la cola no avanzaba, y al final lo pasé, y me entró pánico, pero llamé a mi padre, y se lo conté, y pensé que me reñiría hasta la muerte, pero no, se lo tomó bastante bien, en serio, me sorprendió muchísimo, y llamamos al padre de Ángel también, que es poli, mientras Carmen y Alma intentaban convencer a la de la puerta de embarque que me dejase pasar, y en cuanto pasé el control fui corriendo corriendo hasta la puerta y esperé la cola -por entonces ya eran las 19:15- y cuando llegó mi turno le supliqué a la chica que me dejase pasar pero no hubo ningún problema y llamé a mi padre contentísima y se lo dije y caminé por otro sitio de la pista que no era por el que había que caminar pero me daba lo mismo. Entonces salvamos el primer obstáculo. A pesar de que me moría de sueño, estaba tan nerviosa que no pude dormir en todo el vuelo, porque aún quedaba otro, y quién sabe si en Madrid me dejarían subir. Total, que llegamos, y nada, fuimos corriendo a buscar la puerta de embarque del siguiente vuelo, para ponerme la primera en la cola y tener tiempo suficiente para llorarle a la chica de la puerta si hiciera falta. Y así hice, pero en la cola se me habían adelantado unos tipos, y eso que quedaba una hora para que saliera el vuelo. Allí estuve esperando y esperando, y el vuelo se retrasó media hora, y por fin llegó la chica y le conté lo que me había pasado y me dejó pasar sin muchos reparos así que me puse muy contenta y llamé a papá otra vez para decírselo. Y subimos al avión, y en cuanto me senté, me dormí. Y creo que estuvimos allí una eternidad, porque me desperté y me dormí varias veces y seguíamos allí, y aunque el vuelo, en teoría, tenía que salir a las 21:20, debimos de salir una hora después. Estuve luchando por estar despierta en el momento del despegue, pero no sé si lo conseguí porque entre sueño y sueño siempre sufro de mis incongruencias y no recuerdo nada de nada. Creo que sí, porque me acuerdo que pregunté por '¡una cámara, rápido rápido!' porque habíamos pasado las nubes y el cielo se estaba poniendo y creo recordar que lo siguiente no es producto de mi imaginación, pero el sol se había descompuesto en todos los colores del arcoiris, incluso verde, y yo le decía a la gente: '¡pero mirad! ¿no es súperbonito?' y en mi mente la gente no me hacía caso, así que no tengo claro si lo estaba soñando o qué, pero me estaba poniendo muy nerviosa porque quería una cámara pero alguien me dijo que no se podían encender aparatos electrónicos en el avión y entonces me volví a dormir. Y luego aterrizamos y me desperté o me desperté y aterrizamos, y salimos del avión, y finalmente estábamos en casa, y prácticamente fuimos corriendo y allí estaban papá y Luzía y también Pepelu, y llevamos a Ángel a casa mientras nos reíamos de lo frikis que eran Calcetines -sin duda personaje principal del campamento- y el otro de la nuez sobresaliente y todos.
En resumen, que me lo pasé muy bien, a pesar de estar muy recelosa sobre el asunto, porque creí que aquello iba a ser una jauría de frikis -que lo fue-, pero casi me muero de la risa con las historias de Carmen sobre La Gato y La Piñuda, con el 'huuuuuuuuulaa' de La Piñuda -sólo al principio eh, cuando lo adoptó Pau fue lo peor-, con lo mucho que JB se parecía a Adro Pereira, y no sé, nos reímos de los fractales, de la falta de agua en el comedor, del psicólogo, del autobús, y de un montón de cosas. Ojalá hagan uno el año que viene para los de segundo de bachiller. Pero lo dudo.

Y bueno, el miércoles me voy a Londón, y vuelvo en un par de semanas, y a ver si cuando volvamos Elena, Amada y yo vamos a un curso de surf. Ayer estuve en la playa y ahora me estoy pelando. Y espero que el resumen de Londón no me lleve tanto como éste, porque estuve tres o cuatro días para acabarlo. Y nada, eso es todo, amigos.

2 comentarios:

  1. Dido!!!*-*
    Que buena entrada!El viaje ha sido espectacular,cada uno ha aportado un lado friki,pero eso si,había algunos que ganaban pero de sobra!
    "aunque sabíamos que sin 'chuches' iba a ser imposible aguantar a Pau." Que gran verdad joder xDD en el momento en el que adoptó el Huula,comenzó la locura de querer huir de él un poco jajaja
    Lo tuyo si que es fuerte,entre el viaje de ida y el de vuelta,tus nietos van a tener mucho que escuchar!Flipo!
    Me alegro mucho de haber ido y de haberos conocido!! :)
    Gandioso sin duda ;)
    Pd: Somos la leche cantando (H) xD
    Un beso guapa! (K)

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  2. ooooooooh, Hayat! No me puedo creer que nos lo hayamos pasado tan bien, en serio, no me lo imaginaba! yo también estoy muy contenta de haberos conocido a todos, de verdad. Lo de Pau fue demasié jaja pensé que era la única que ya no podía más pero no! Y me encantó cantar Beautiful day contigo, fue Gandioso! :)

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