miércoles, 23 de marzo de 2011

Estúpidas despedidas

Ayer pasó una cosa increíblemente increíble. Y hoy. Serafín se marchó a Francia y vuelve la semana que viene, así que hasta entonces no podré contarle todo lo que me pasa ni ir con él a pedir canciones al family. Y quien también se fue a Francia son los franceses, hoy. No los veía desde el sábado, pero el martes, o sea ayer, de la que iba al examen de acompañamiento, me encontré con alguno en el parque San Francisco, pero no muy interesante, así que seguí mi camino para cagarla completamente con los bajos cifrados y las fórmulas y la lectura a primera vista y toda esa parafernalia que me pone los pelos de punta. Salí a las cinco del examen, y luego, como siempre, tenía media hora libre, y me reuní con Carmen. Estábamos las dos sentadas afuera, a la izquierda, tomando el sol/sombra, cuando de repente, a las seis menos diez aproximadamente, vi salir a alguien que se parecía un montón a Xuan y a Manu pero que no era ese del conservatorio que es como una mezcla de los dos porque lo había visto salir media hora antes y llevaba una chaqueta negra y el que estaba a mi derecha en aquel momento la llevaba azul. Entonces me fijé en la camiseta y haciendo memoria, me di cuenta que era la misma que llevaba Luke Pritchard cuando me lo encontré de frente. Madre del amor hermoso. Pensé que no lo volvería a ver, pero qué va, allí estaba. Y hablamos y hablamos y hablamos. Bueno, a mí me pareció una eternidad y a la vez se me hizo cortísimo, pero sólo habían pasado unos siete u ocho minutos cuando se fue. Uf. Hablamos de todo y de nada, mucho y poco. Luego fui a clase y luego a más clase. Y esta mañana, cuando me desperté, no sabía qué día era -como siempre- y luego me di cuenta de que en una hora se irían los franceses, y luego me duché, me vestí y mientras lo hacía, escuchaba esta maravillosa canción. Y luego fue cuando pasó una cosa maravillosa. Bueno, dos.



La luna se ha puesto roja
hay llamas en el altar
Los obispos se santiguan,
me van a excomulgar.
Y todo por este beso
que es la única verdad
iría hasta el mismo infierno
por medio minuto más.

Estúpidas despedidas
no puedo decir que
tu boca es mi perdición
¿es que no lo ves?
Tu boca es mi perdición,
¿es que no me crees?
Tu boca es mi perdición
y quiero perderme.

Escribe un pasado nuevo
y olvida el futuro ya,
el cielo está en obras,
nadie nos va a salvar.
Sólo existe este beso
suave en la oscuridad
que no dura tres minutos,
dura la eternidad.

Estúpidas despedidas,
no puedo decir que
tu boca es mi perdición,
¿es que no lo ves?
Tu boca es mi perdición,
¿es que no me crees?
Tu boca es mi perdición
y quiero perderme.

Sígueme, seguiré junto a ti,
que más da perderse aquí,
no dices nada, por favor di
si me despido o voy contigo.
Que tu boca es mi religión,
es mi nueva fe,
tu boca es mi salvación,
oh, sálvame.

Tu boca es mi perdición,
¿es que no lo crees?
Tu boca es mi perdición
¿es que no lo crees?
Tu boca es mi perdición
y quiero perderme.


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